Una intensa e inolvidable –por varios motivos– hora le demandó a Javier Milei y su denominada “banda presidencial” consumar su actuación en el escenario del Movistar Arena, en una inusual forma de presentar el último libro presidencial, La construcción del milagro.
El show musical, de siete temas, mostró a una banda ajustada y a ritmo, siguiendo a un presidente que, con evidente fervor, interpretó la selección de canciones de rock nacional especialmente elegida, combinadas con una cumbia de Gilda, un tema del fallecido cantante español Nino Bravo y hasta unos compases de la canción hebrea tradicional Haba Naguila. “¿Suena la banda? ¡Parece que suena!”, celebró Milei, luego de interpretar el Rock del gato ante la multitud.
Tanta precisión, tratándose de una banda conformada por dirigentes políticos y referentes libertarios que tienen a la música como un mero hobby, llamó la atención de algún mal pensado, que –en base a un comentario interno de uno de los protagonistas– habló de una “ayuda” prestada, en plena presentación, por músicos de sesión, que habrían colaborado tras bambalinas a un mejor y más prolijo sonido general.
“Imposible, pasé por detrás del escenario, no había nadie. Y nos hubiésemos dado cuenta”, contestaron, airados y rotundos, desde la organización del evento y la Secretaría de Prensa de Presidencia. La trastienda del escenario, contaron testigos, estaba repleta de cables y conexiones que muy pocos supieron descifrar.
Las fuentes sí reconocieron, aunque sin confirmarlo del todo, que la banda podría haber utilizado como base pistas de los temas, grabados por la propia banda presidencial durante los ensayos, o interpretadas por otros músicos en la previa del show.
“Pero eso lo hacen también bandas de rock antiguas o más nuevas”, se atajaron referentes de la organización del show libertario, que no ahorraron esfuerzos para elogiar al conjunto. “La banda sonaba súper bien en los ensayos, se mataron preparando las canciones”, repetían desde un despacho oficialista, algo sorprendidos por el rumor de “colaboración” profesional con el sonido del grupo musical presidencial.
Ajeno a la polémica y a algunas críticas internas, Milei quedó conforme con su actuación y la de su “súper banda”.
El sábado por la tarde, el gobernador de Chubut, Ignacio “Nacho” Torres, exudaba confianza. “Vamos a ganar, estamos muy bien”, decía Torres en el aeropuerto de Puerto Madryn, a punto de viajar a Buenos Aires. Se refería al equipo de esa ciudad, Deportivo Madryn, que se jugaba la histórica posibilidad de ser el primer club provincial en llegar a la primera división.
Finalmente, las previsiones no se cumplieron: Gimnasia y Esgrima de Mendoza le ganó por penales al equipo chubutense y ascendió a la división principal del futbol argentino, frustrando no solo al gobernador, sino a toda la provincia patagónica.
Sin perder el humor, el joven mandatario se quedará en Buenos Aires para una reunión con sus pares de Provincias Unidas, la coalición de gobernadores “de centro” que se prepara para dar la batalla del domingo 26 y ya mira a 2027, con el objetivo es competir por la Casa Rosada.
Cerca de Torres vislumbran al exgobernador de Córdoba Juan Schiaretti como el mejor posicionado del espacio para pelear por la Presidencia.
No del todo conocido para el público porteño, Itai Hagman vive semanas agitadas a la cabeza de la lista de diputados de Fuerza Patria en la Capital Federal.
Días atrás, un video de campaña en el que el diputado de Patria Grande contaba detalles de su vida personal dio lugar a una dura polémica. Cuando Hagman dijo haber “nacido en el Exterior”, centenares de usuarios de redes sociales –y diputados oficialistas, como Sabrina Ajmechet– lo acusaron de “ocultar” que su país de nacimiento es Israel, acusado por la izquierda argentina –y una porción no menor del mismísimo PJ– de “genocidio” en la Franja de Gaza.
La respuesta del candidato, cercano a Juan Grabois, fue igual de fuerte: “Lamento decepcionarlos si pretendían que el lugar donde nací defina más mi identidad que la Patria donde viví toda mi vida”, dijo Hagman, que acusó al candidato libertario Alejandro Fargossi de “antisemita” y al ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, de haber “estado preso por encubrimiento” en la investigación del atentado a la AMIA.
El gabinete ya se preparaba, el lunes por la tarde, para llegar al Movistar Arena, donde horas después el presidente Javier Milei protagonizaría la multitudinaria presentación musical de su último libro. De repente, el poncho rojo y la voz de barítono del gobernador de Salta, Gustavo Sáenz, desembarcaron en plena Plaza de Mayo. Alertados por las imágenes, emitidas por el canal TN, dos funcionarios corrieron a conversar con el salteño, que protestaba con música por el freno a la obra pública en la provincia.
El primero fue el jefe de gabinete, Guillermo Francos, quien conversó con Sáenz e intentó llevarle alguna promesa. Minutos después, y sin hablar con el ministro coordinador, salió a la calle el asesor Santiago Caputo, quien muy sonriente invitó al salteño a pasar a su despacho.
“El no sabía que había bajado Francos”, se atajaron desde las oficinas de Caputo, centro de las críticas del jefe de gabinete por “no firmar nada” en su rol de monotributista. Cerca del “Mago del Kremlin” salieron a aclarar que las obras que reclama Sáenz están “encaminadas y en marcha”, como para desactivar de una vez el reclamo del gobernador más afinado del país.
Terminada la disputa por los lugares en las listas de candidatos, diputados que quedaron fuera de las nóminas comenzaron a pensar en su futuro laboral a partir del próximo diciembre.
Uno de ellos es Fernando Iglesias, el siempre polémico escudero de Mauricio Macri en Pro, desde hace meses mucho más cercano a las posturas del gobierno de Javier Milei.
Desde la presidencia de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara baja, Iglesias estuvo meses atrás en Bruselas, con agenda a cargo de la Unión Europea (UE) y el gobierno de Bélgica, ambos con la previsión de que Iglesias podría ser destinado en la UE como embajador político, lugar hoy vacante y con la delegación a cargo de la encargada de Negocios, María Constanza Crespo, en momentos decisivos para el pacto con el Mercosur.
Fuentes oficiales informadas dejaron abierta otra posibilidad: que Iglesias sea propuesto como embajador en Italia, un vínculo bilateral que pasa por el mejor momento dada la sintonía entre el Presidente y su par italiana, Giorgia Meloni. “Lo de Iglesias está confirmado”, dicen altas fuentes de la gestión mileísta, dando por hecho que Iglesias, tendrá destino europeo.