
El Presidente encabezó el encuentro en el Salón Eva Perón, rodeado por Martín Menem y Guillermo Francos, en una mesa que buscó simbolizar paridad y liderazgo. Asistieron 20 mandatarios.
Javier Milei eligió sentarse en el centro de la mesa, no en la cabecera. La escena, cuidadosamente diseñada, lo mostró en “modo Trump”: flanqueado por el titular de la Cámara de Diputados, Martín Menem, y el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, mientras el resto de los ministros y los gobernadores lo rodeaban en semicírculo en el Salón Eva Perón. La disposición rompió con el formato tradicional de las reuniones presidenciales y buscó transmitir un mensaje doble: liderazgo horizontal, pero centralidad indiscutida.
La imagen se concretó pasadas las cinco de la tarde, en una Casa Rosada colmada de funcionarios, cámaras y custodias. El Presidente reunió a unos 20 mandatarios provinciales, en su mayoría firmantes del Pacto de Mayo, y a la totalidad de su Gabinete. A la mesa se sumaron la secretaria general Karina Milei, el asesor Santiago Caputo, el vocero Manuel Adorni y los ministros Patricia Bullrich (Seguridad), Luis “Toto” Caputo (Economía), Sandra Pettovello (Capital Humano), Mario Lugones (Salud), Luis Petri (Defensa), Mariano Cúneo Libarona (Justicia), Pablo Quirno (Cancillería) y Federico Sturzenegger (Desregulación). “Una foto fundacional de diálogo y consenso”, la definieron en la Rosada.
                
La reunión llega apenas cuatro días después del triunfo de La Libertad Avanza en las elecciones legislativas y busca proyectar el inicio de una nueva etapa política: más abierta hacia las provincias, pero también más ordenada hacia adentro. Milei aspira a llevarse de la cumbre un compromiso inicial para avanzar con el Presupuesto 2026 y con las llamadas “reformas de segunda generación”, en especial la laboral, que el Gobierno planea enviar al Congreso en diciembre.
En la lista de asistentes figuraban Jorge Macri (CABA), Maximiliano Pullaro (Santa Fe), Rogelio Frigerio (Entre Ríos), Carlos Sadir (Jujuy), Raúl Jalil (Catamarca), Osvaldo Jaldo (Tucumán), Ignacio Torres (Chubut), Hebe Casado (vicegobernadora de Córdoba), Alberto Weretilneck (Río Negro), Claudio Poggi (San Luis), Silvina Schneider (Chaco), Gerardo Zamora (Santiago del Estero), Gustavo Sáenz (Salta), Marcelo Orrego (San Juan), Gustavo Valdés (Corrientes), Hugo Passalacqua (Misiones), Sergio Ziliotto (La Pampa), Claudio Vidal (Santa Cruz) y Zulema Reina (presidenta de la Legislatura de Neuquén, en reemplazo de Rolando Figueroa). Afuera del convite quedaron Buenos Aires, La Rioja, Tierra del Fuego y Formosa. Axel Kicillof, Ricardo Quintela, Gustavo Melella y Gildo Insfrán no fueron invitados.
                
En los pasillos de Balcarce 50 se interpretó la convocatoria como un gesto de reconstrucción del vínculo federal y, al mismo tiempo, de reafirmación del poder presidencial. “No se trata solo de abrir el diálogo —explicó un funcionario cercano a Milei—, sino de mostrar que el Presidente tiene la iniciativa y que la política ahora viene a Casa Rosada, no al revés”.
La puesta en escena acompañó esa idea. En la mesa no hubo jerarquías visibles: Milei habló desde el centro, rodeado de ministros y gobernadores que lo escuchaban atentos. La foto recordó a la visita de Milei a la Casa Blanca, el pasado 14 de octubre, donde Trump se ubicó en el corazón de la imagen, no en el extremo, para proyectar control y cercanía al mismo tiempo.
                
En el oficialismo aseguran que la convocatoria tiene una lectura doble: busca respaldo legislativo y también disciplinamiento interno. Tras meses de roces, la reunión sirvió como escenificación de unidad luego de un año marcado por la tensión con las provincias.
Según fuentes de la Casa Rosada, tras la reunión hablará el portavoz Manuel Adorni, en lo que se espera sea una síntesis de los acuerdos alcanzados y un anticipo de la estrategia legislativa del Gobierno para el cierre del año parlamentario.
En el fondo, la jornada buscó más que una foto: una narrativa. Después del triunfo electoral, Milei intenta convertir su capital político en poder real. Y en esa ecuación, los gobernadores vuelven a ocupar un lugar central, aunque bajo nuevas reglas: el diálogo es posible, pero en los términos del Presidente.
PL/CRM
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