
Con el paso del tiempo, los faros del coche van perdiendo la transparencia y, con ello, la capacidad para iluminar: el sol, la lluvia o el simple paso de los años dejan esa capa que va opacando y apagando la luz que un faro debe proyectar para conducir de forma segura por la noche o durante los días de lluvia. Si has notado que cada vez ves peor al conducir de noche por carreteras nacionales, que están menos iluminadas de lo que pueden estar las carreteras del centro de la ciudad o una autopista, seguro que te has empezado a plantear que va siendo el momento de sustituir los faros, lo que conlleva una inversión mucho mayor de lo que seguramente te gustaría. Por suerte, hoy en día existen productos que hacen que no haga falta cambiar los faros, ni siquiera pasar por el taller, para que tus faros luzcan como si tu coche estuviera recién salido del concesionario.






