
Lucrecia Pérez tenía 32 años cuando la asesinaron a tiros en un cuarto cochambroso del edificio abandonado que una vez fue la discoteca Four Roses, en Aravaca (Madrid). Cuatro neonazis habían salido “a cazar inmigrantes”. La encontraron a ella, originaria de República Dominicana. Su asesinato, el 13 de noviembre de 1992, sacudió a España de norte a sur: mientras las calles del barrio se llenaban de protestas, coches volcados y gritos de dolor y rabia, el país entero se movilizó en rechazo al primer crimen de odio racista contemporáneo reconocido como tal. Lucrecia Pérez ha sido desde entonces un símbolo de la lucha contra la xenofobia, un nombre con el que unir las siglas de todo el arco político. Hasta ahora. Este miércoles, 33 años después de su asesinato, Más Madrid y el PP han chocado al conocerse que el partido de José Luis Martínez-Almeida no apoyará una declaración de homenaje a la asesinada en el distrito de Moncloa-Aravaca, pese a que en 2021 y 2022 avaló el mismo texto que le propone ahora la formación de izquierdas. Una decisión que según Más Madrid une al PP a Vox y bloquea la declaración institucional, precisamente con el argumento de que es repetitiva.






