
El líder de McEwen Cooper, que tiene la mina Los Azules, en San Juan, ya logró la aprobación ambiental adecuada a la ley actual de protección de glaciares, pero aboga por la reforma que impulsa Milei. Opina que no todos aportan la misma cantidad de agua: “En algunos casos es muy pequeña, casi no sustancial o con calidad negativa, porque la roca contiene minerales”.
Se supone que la Argentina tendrá un boom de minería de cobre, por la movilidad eléctrica y la inteligencia artificial, pero no sólo por ambos factores. Y que el proyecto más avanzado para empezar a producir, aunque recién en 2030, es Los Azules, en San Juan. El CEO de la empresa canadiense a cargo, McEwenCooper, el alemán Michael Meding, recibió a elDiarioAR este jueves, antes de viajar a la provincia, en el Campo Argentino de Polo, en pleno abierto.

Antes había trabajado en la principal mina sanjuanina, la de oro Veladero, a cargo de la también canadiense Barrick, de 2010 a 2017, primero como manager financiero y después del escándalo por el derrame de cianuro en el río Jáchal en 2015 fue ascendido para reogarnizar la defectuosa operación del yacimiento. De 2019 a 2022 trabajó en la petrolera Trafigura y luego volvió a San Juan por Los Azules.
–La automotriz Stellantis, dueña de las marcas Peugeot y Fiat, está en el proyecto….
–Los Azules pertenece a McEwen Cooper, una empresa canadiense que tiene distintos accionistas: 46% está en las manos de McEwen Inc, que es una empresa americana con casa matriz en Toronto y que cotiza en las bolsas de Nueva York y Toronto. McEwen Cooper tiene además como accionistas a Stellantis, con poco más que 18%; Río Tinto, con poco más de 17% y el fundador, Bob McEwen, canadiense, con poco más que 12%.
–¿Por qué les interesa desarrollar este proyecto en Argentina?
–En Estados Unidos hay un slogan que es ‘better in your backyard’ (mejor en tu patio trasero). Y cuando uno con los así nombrados ambientalistas dicen “me encanta tu proyecto, ¿pero no lo puedes hacer en otro lado?”. Hay que decir que se hace la minería con los recursos. Los Azules se descubrió en 1998 y ha visto su mayor desarrollo en los últimos cuatro años. Nuestro proyecto vale US$3.200 millones. No hay informe técnico, pero como se conoce hoy día un proyecto como Vicuña –otro de cobre en San Juan– estaría en el doble o más. Entonces son proyectos que requieren mucho capital.

–¿Y por qué hace cuatro años se empezó a acelerar este proyecto? ¿En qué medida influyó la movilidad eléctrica, la transición energética, la inteligencia artificial, que ha elevado el precio del cobre?
–Hay una componente del precio, que es la demanda y la oferta de hoy, pero también la demanda y la oferta futura anticipada. En general, hasta el momento, la principal demanda de cobre está en construcción y urbanización. La electrificación de los hogares, la electromovilidad y la inteligencia artificial son todas demandas adicionales. Un auto eléctrico necesita el doble de cobre que un auto con combustión interna. Perú y Chile son los principales productores en conjunto con el Congo. Vos necesitás tener una previsibilidad de precios a largo plazo para desarrollar esos proyectos.
–Esa demanda adicional es la que empuja el precio, ¿no?
–Eso es parte, pero también es parte de la urbanización a nivel mundial. La principal demanda de cobre está en la urbanización en China, la gente que se mueve de los pueblos a los ciudades que tienen mejor estándar de vida. Por eso también tan complejo pensar cómo va a ser el futuro del cobre, porque depende mucho de las tensiones geopolíticas.
–La industria bélica también es demandante de cobre, ¿o no?
–Sí,
–Si aceleraron en 2021, ¿entonces podrían haber invertido sin el RIGI (Régimen de Incentivo de Grandes Inversiones)?
–Cuando estuve conversando con el presidente (Javier) Milei en abril del año pasado, me preguntó: “Che, Michael, ¿cómo va con el tema del avance del proyecto?, ¿hasta cuándo se pueden financiar?”. Y dije que nosotros necesitábamos algo como el RIGI, un sistema de protección de inversión más fortalecido. La única forma que se podría haber hecho sin el RIGI es con precios mucho mayores.

–Cuando está muy alto el precio, entra a cualquier país, aunque sea inseguro jurídicamente…
–Claro, y también tenés que hacer arbitraje para transferir dividendos hacia afuera, el contado con liqui.
–El proyecto ya tiene la aprobación del impacto ambiental. Ahora viene buscar el financiamiento…
–Tenemos la aprobación ambiental desde diciembre de 2024. Tenemos publicado la factibilidad este 7 de octubre, tenemos la aprobación del RIGI el 27 de septiembre y terminaríamos la ingeniería hacia fines de 2026, cuando empezaríamos con la construcción. En ese momento, hay que tener la estructura de financiamiento. Mientras tanto, estimamos que que necesitamos financiar US$200 millones. Hay muchas ofertas de financiamiento, entre cuales estamos eligiendo qué nos conviene en este momento. ¿Cuáles son los posibles financistas que te gustaría tener como socio a largo plazo? Existe mucho interés de empresas chinas en invertir en la Argentina. ¿Políticamente conviene? Nosotros nos hemos orientado principalmente hacia accionistas que son de Argentina, Estados Unidos, Canadá o Europa.
–Hablando de largo plazo, en 2027 o 2031 puede venir otro gobierno en una Argentina tan pendular, donde siempre nos gustan los extremos…
–Sí y no, porque nosotros hacemos un proyecto que va a perdurar. Tiene una vida útil de 22 años. Antes, el tiempo de construcción: por lo menos cuatro años. Muchos más gobiernos verás en ese tiempo. No nos podemos atar a una forma de un gobierno. Sí, obviamente, teniendo el presente gobierno, se hace más fácil el financiamiento de cierta forma, pero hay que tener una visión de largo plazo.
–El kirchnerismo tampoco fue antiminero, con ellos pudieron hacer negocios…
–Se construyeron varios proyectos durante el gobierno que mencionas, pero mucha de la protección que debería haber existido a través de la ley de inversión minera no se respetó.

–Como la imposición de retenciones, ¿no?
–Por ejemplo. Y la estabilidad cambiaria tampoco. Lo bueno del RIGI es que es mucho más claro.
–Porque pueden apelar a cortes Internacionales…
–Sí, si hay violación de estos acuerdos, de la carga tributaria o la posibilidad de repatriar las divisas provenientes de la exportación.
–También es verdad que ha pasado ya en Argentina que vienen gobiernos, cambian esos contratos y las empresas al final prefieren hacer un acuerdo antes que terminar el juicio afuera…
–El tema de la nacionalización de recursos en minería es un tema mundial. Una vez que tienes esos montos invertidos, somos cautivos.
–¿Cuándo empezaría a construirse la mina y cuándo empezaría a producir?
–La idea de construcción es inicio de 2027. Y la primera producción sería en 2030. Siempre pensando en que los permisos sectoriales lleguen en tiempo y forma. El financiamiento está y se avanza según el cronograma.

–¿Para conseguir ese financiamiento, también necesitan que se cambie la ley de protección de glaciares?
–La factibilidad de nuestro proyecto está completamente compatible con la ley como está. Una mejora en las definiciones de la ley de glaciares, porque de eso se habla, claramente te mejora la financiabilidad de proyectos porque sacás incertidumbre.
–¿Debería modificarse esa ley o no?
–Yo creo que sí. Porque primero hay que entender qué previó la ley. Fue la protección de un recurso estratégico, el agua. La ley no es en sí en protección de un glaciar, sino del agua. Ahora hay que ver cuál es la contribución de un glaciar o de un glaciar de escombro, que es en el fondo una masa rocosa que contiene agua congelada, al sistema hídrico. En algunos casos es muy pequeña, casi no sustancial o contribuiría con calidad negativa, porque la roca contiene minerales y empeora la calidad del agua. Los mineros no están oponiéndose a proteger los recursos naturales ya que la gran mayoría de los procesos mineros requieren agua. Somos los primeros interesados en la protección.
–Además de la polémica por la ley de glaciares, hay otra porque el RIGI sólo obliga a contratar 20% de proveedores locales…
–Durante la vida de la mina, tendremos aproximadamente 70%.
–¿El 70% de los US$3.200 millones que invertirán son con proveedores argentinos?.
–Hay que ver toda la inversión durante la vida de la mina, que son US$5.400 millones: 3.200 más 2.200 más todo lo que lo que se requiere para operar allá. Eso es encima del 70%.

–Pero hay un temor con el RIGI de que hasta los galpones vengan de China…
–Cuando tienes grandes emprendimientos de este estilo en cordillera, tienes que pensar que, del total de la inversión, aproximadamente 40% son costos locales. Es decir, mano de obra local.
–Claro, sólo falta que traigan trabajadores chinos, como hacen ellos en África…
–Cuando trabajas en minería, te das cuenta que es absolutamente necesario el apoyo de la comunidad donde estás operando. Si no, no se puede llevar adelante un proyecto.
–Estuve esta semana en San Juan y después de 20 de años de operación de Veladero, a la que se suman dos minas más, veo que las rutas están destruidas… Es verdad que hay otros siete proyectos en gateras, pero… tampoco el cobre ha traído desarrollo a Congo… Estas provincias mineras reciben dinero, pero muchas veces la gente no lo percibe…
–Yo no tengo la misma preciación que tú.
–Pero las rutas están lejos de ser las de Alemania…
–OK, pero tampoco estamos en un país que tiene 88 millones de personas en un tamaño de la provincia de Buenos Aires, que es Alemania. Yo llegué a San Juan hace 15 años y hoy día son dos San Juanes totalmente distintos. Llegué a una ciudad donde al mediodía podía jugar fútbol en la calle principal, como en el Lejano Oeste, donde si quisiste ir a comer algo rico, podías elegir uno de tres. Había un cine estilo Buenos Aires, no había un estadio que existe hoy, ni un circuito para la Fórmula 1, ni esa oferta hotelera que hay hoy. Entonces hay mucho desarrollo. Ahora, si hablas de la ruta 40, es una ruta nacional.

–Anduve por rutas nacionales y provinciales…
-La Cámara Minera de San Juan hizo un trabajo en su momento: aproximadamente 85% de la venta de minerales se queda en Argentina y 15% se va a los inversionistas. Esto es bajísimo en relación al riesgo que tomas. Hay países que han desarrollado su minería en forma muy positiva, en conjunto con el desarrollo agrícola. En San Juan han crecido la minería y la producción agrícola.
AR/MG
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