
De la actividad del alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, como abogado del Estado, se sabe que sacó adelante una de las oposiciones más duras de España, donde la posibilidad de éxito es de menos del 5%. Después de años de estudio, Almeida terminó en el puesto de 17 de una terna de 200 aspirantes en la que solo aprobaron 35. Sin embargo, si en lugar de trabajar para el Estado, como abogado primero y como alcalde de Madrid después, tuviera que buscarse las habichuelas como abogado particular, muy pocos contratarían sus servicios. En sus seis años al frente del palacio de Cibeles, el balance legal de Almeida es un rosario de sonadas derrotas a la que esta semana añade una muesca más: los estacionamientos del Bernabéu.




