Sucede un lunes cualquiera de finales de verano, pero en Ulldecona es quizás la noche más importante del año. Desde primera hora del día, la calle Mayor y la plaza de la Iglesia de la localidad tarraconense estarán copadas de sillas que han ido dejando los vecinos. Todos quieren disfrutar del espectáculo desde primera fila. Y nadie osará moverlas ni un milímetro. Las ventanas y los balcones del recorrido también se llenarán de gente. El Ball de Mantons no es solo una tradición muy arraigada en este pueblo del sur de Cataluña, también es un espectáculo para los aficionados a la jota y la indumentaria tradicional. Se espera que alrededor de 300 parejas acudan a las puertas del Ayuntamiento, ellos vestidos de pagès y ellas —con los brazos en jarra— luciendo sus espectaculares mantones de Manila tan iguales y, al mismo tiempo, tan diferentes.