
Hay algo cruel en que los suplementos culturales reseñemos el premio Planeta y su finalista como si se enmarcasen en la literatura, cuando hablamos de novelas que jamás asomarían por aquí en circunstancias normales. Es cruel para esos libros, que nunca quisieron ser lo que no son ―es más, sus autores ni siquiera parecen intuir que un libro pueda ser de otra manera―. Lo es para el reseñista, que tiene que leerlos y, por si eso fuera poco, escribir después lo que todo el mundo sabe de antemano. Y lo es para las lectoras, tanto las que disfrutan con ellos, porque quizá se sientan juzgadas de forma subsidiaria, como las que prestan atención a la crítica literaria y desearían que les ofreciésemos algo más que la obviedad de confirmar que Cuando el viento hable es una cosa tremebunda.
Cuando el viento hableÁngela Banzas Planeta, 2025 360 páginas, 21,90 euros






