
“Soy autónomo, no me puedo poner malo”; “soy autónoma, si no trabajo no cobro”; “soy autónomo, no tengo un jefe, tengo cien”; “soy autónomo, no tengo vacaciones”; “soy autónomo, no me puedo jubilar”. Los testimonios recabados en este reportaje ilustran bien las quejas de muchos de los 3,4 millones de trabajadores por cuenta propia que cotizaban a la Seguridad Social a finales de septiembre, según las cifras oficiales de este organismo. Expresan las reivindicaciones de un colectivo muy heterogéneo, que incluye desde empresarios con asalariados y grandes facturaciones, hasta pequeños profesionales o incluso falsos autónomos a los que su empleador les obliga a pagar sus propias cotizaciones. Algunas de esas afirmaciones son ciertas, otras a medias, y algunas directamente falsas.






