Desde hace años, Agustina dejaba a sus niños en la parada del autobús escolar en Cerdanyola del Vallès, que los llevaba hasta la escuela Bellaterra, ubicada dentro del campus de la Universidad Autónoma. Pero este curso el transporte escolar se ha eliminado y debe coger el coche. “Estamos a 2,5 kilómetros de la escuela y tardamos más de media hora. A esa hora es horroroso por el tráfico de la universidad y el centenar de coches más de familias que antes usaban el bus”, explica esta madre. Hace una década que la escuela vivía con la amenaza de la supresión del bus escolar, que finalmente se ha hecho efectiva este curso. Pero el caso de Bellaterra no es único. Lo mismo ha sucedido en una de Sant Cugat del Vallès y dos de Vic.
Cambio de normativa
Desde el ámbito municipal reclaman una reforma del decreto que regula el transporte escolar, de 1996, para que el transporte no obligatorio de ámbitos rurales donde la distancia entre domicilio y escuela sea grande pase a ser obligatorio y, por ende, gratuito para las familias y financiado exclusivamente por la Generalitat. “Para los alumnos de estos ámbitos el transporte es básico, sin él no pueden ir a la escuela”, reclama Eloi Hernàndez, alcalde de Fonollosa y presidente del consejo del Bages. Desde la Federación de Municipios explican que se ha creado una comisión para definir los nuevos criterios del transporte de cara al próximo curso. El Departamento enfría las aspiraciones municipales y admite que “el actual contexto presupuestario lo hace difícil a corto o medio plazo” porque “supondría un incremento muy importante de recursos”.