
El virus de la gripe aviar más mortífero de la historia, culpable de la muerte de cientos de millones de aves en los últimos cinco años, ha saltado una vez más a los mamíferos y ha arrasado la mayor población de elefantes marinos del mundo, ubicada en la remota isla de Georgia del Sur, un territorio bajo control de Reino Unido y situado a unos 1.500 kilómetros de la Antártida continental. El Servicio Antártico Británico calcula que más de 50.000 hembras ―la mitad del total― han desaparecido de un año para otro. “La dimensión de este retroceso es estremecedora”, alerta el ecólogo marino Connor Bamford, líder de la investigación.






