
Miguel Sanz (Burgos, 33 años) se pasa 12 horas al día en la calle, al pie de su quiosco. La gente le saluda todo el rato y Sanz conoce los nombres, las caras, detalles de sus vidas y, por supuesto, su periódico de cabecera. Algunos vienen a devolver dinero fiado, Sanz ni se acuerda. Vida de barrio en peligro de extinción, como los quioscos. Pese a las turbulencias del sector, este, en Ortega y Gasset 45, cerca de la plaza del Marqués de Salamanca, Madrid, parece navegar bien.






