Qué está pasando en el frente en Ucrania: el Ejército promete avances a Putin pese a las dudas de analistas militares prorrusos

elDiarioAREl Diario Ar05/11/20252 Views

Tras más de un año de asedio, Moscú avanza en la localidad de Pokrovsk, si bien la nueva guerra de drones impide que el Kremlin pueda ocupar toda la región de Donetsk a corto plazo

Únicamente Vladímir Putin sabe si es un engaño o si realmente está convencido de que puede ocupar totalmente los territorios ucranianos que se anexionó en la Constitución en un movimiento ilegal según el derecho internacional y que, tres años después, solo controla parcialmente. Para demostrar a Donald Trump que su victoria es inevitable, el presidente ruso exige a sus generales nuevas conquistas y ellos le aseguran que las líneas ucranianas están a punto de colapsar. 

Pero el Ejército ruso avanza muy lentamente y con un costo humano enorme en su invasión del país vecino. El frente está estancado. Los drones convirtieron la primera línea en una mortal zona gris donde los soldados tienen grandes dificultades para consolidar las posiciones. Al Kremlin le queda un último as para tratar de cambiar el rumbo de la partida –una nueva movilización parcial–, pero no parece dispuesto a jugarlo.

A principios de agosto, el Estado Mayor prometió a Putin que podrían romper las defensas ucranianas en cuestión de dos o tres meses, pero ya es noviembre y las tropas rusas no lograron ningún progreso significativo. Ahora, fuentes de la administración presidencial rusa afirman al diario independiente Viorstka que los comandantes militares garantizaron al Kremlin que pronto culminarán la ocupación de dos poblaciones clave: Pokrovsk (en Donetsk, al este) y Kúpiansk (en Járkov, en el norte). Hasta entonces, dicen, no quieren discutir sobre detener los combates en la línea del frente, tal y como les pide el líder de la Casa Blanca.

La situación se deteriora en Pokrovsk

En Pokrovsk, un enclave fundamental para el suministro del frente oriental y que estuvo sitiado durante meses, la situación es crítica para el Ejército ucraniano. Ruslan Leviev, fundador del Conflict Intelligence Team, un grupo ruso de análisis militar independiente, afirma en Dozhd TV que “casi toda la ciudad está controlada por tropas rusas, será capturada pronto y es imposible recuperarla”.

Putin aseguró la semana pasada que había miles de soldados ucranianos rodeados, pero Kiev lo negó. Leviev también dice que el municipio “no está rodeado, sino bloqueado”. Explica que es imposible introducir suministros, evacuar heridos o entregar municiones a las tropas.

El lunes, Volodímir Zelenski declaró que “el enemigo no había tenido éxito en los últimos días” en Pokrovsk. Ucrania envió hasta la zona unidades de asalto adicionales y operativos de fuerzas especiales, pero no parece que hayan bastado para frenar el deterioro de la situación. Militares ucranianos difieren de la visión contemporizadora de su presidente. Artiom Kariákin escribe en X que “las tropas rusas están presentes en todos los distritos de la ciudad” y que, si bien no la controlan completamente, “no llegan buenas noticias”.

El analista francés Clément Molin, por su parte, da por hecho que Ucrania “perderá” Pokrovsk, la mayor ciudad tomada por Rusia en dos años y medio, y describe la situación de los defensores ucranianos como “catastrófica”. Considera que esta será “la gran victoria rusa de 2025”.

¿Un gran éxito de Rusia?

Pero no todos en Rusia consideran un gran éxito la probable toma de Pokrovsk. Una de las voces más críticas del sector belicista ruso, el excoronel de las fuerzas de Lugansk, ahora entre rejas, Ígor Guirkin, asegura en Telegram que esta conquista “no conducirá al colapso del frente ucraniano” ya que tiene lugar en un “eje secundario” del conflicto. Desde su punto de vista, el sector “decisivo” es Zaporiyia, donde, dice, “no hay ningún avance significativo”.

Las tropas rusas están presentes en todos los distritos de la ciudad de Pokrovsk

Artiom Kariákin
Militar ucraniano

Los blogueros proguerra llevan días molestos con la propaganda del Kremlin sobre la inminente “liberación” de Pokrovsk (Krasnoarmeisk, según la topografía oficial rusa que daba nombre a la ciudad antes de la revuelta del Maidán). Recientemente, el jefe del Estado Mayor ruso, Valeri Guerásimov, mostró a Putin unos mapas en que se veía el supuesto cerco de Pokrovsk, e incluso los blogueros proguerra los tacharon de sesgados.

“Me pregunto si, al decir que Guerásimov miente sobre el cerco, ¿se considerará eso un descrédito contra las Fuerzas Armadas rusas?”, se preguntaba uno de ellos. Este episodio siembra la duda sobre si los informes del frente que recibe a diario Putin son realistas o están edulcorados y, por consiguiente, si su convencimiento de que puede ganar la guerra se basa en las mistificaciones de sus generales, en una confianza real en sus posibilidades o es simple propaganda para espectadores internacionales.

Kúpiansk, un escenario distinto

En Kúpiansk, un centro logístico en Járkov en dirección a Donetsk, cercano al río Oskil, que actúa como frontera natural, los militares rusos esquivaron semanas atrás el curso del agua accediendo a la ciudad a través de gasoductos inutilizados. Sin embargo, después de que Putin también proclamara su inminente caída, la situación mejoró para el Ejército ucraniano.

Zelenski anunció el lunes un plan para “limpiar” de tropas rusas la ciudad y dijo que las fechas “ya habían sido fijadas”. Los analistas militares ven “posible” esta afirmación. Tatarigami, exoficial ucraniano, apunta en X que “la situación en Kúpiansk parece mucho más salvable que en Pokrovsk” porque “allí, al menos, se puede estabilizar”. El analista italiano Majakovsk también opina en la misma red social que las declaraciones del líder ucraniano “indican que algo bueno está en marcha”, pero, a la vez, significan que la situación en Pokrovsk es “irreparable”.

Los expertos confirman que últimamente las tropas de Kiev perdieron fuelle en las zonas urbanas ya que el Ejército ruso también consiguió penetrar en el sur de Vovchansk, todavía más al norte, una localidad desde la que la artillería puede amenazar la ciudad de Járkov, la segunda más importante de Ucrania.

Sin embargo, en este punto, un reciente ataque con drones ucranianos resultó fatal para los intereses rusos. Uno de los aparatos no tripulados reventó una presa en la región rusa colindante de Bélgorod e inundó rápidamente las posiciones del Ejército ruso. Con las trincheras completamente anegadas de agua y los caminos embarrados se complica mucho ya no el avance de los soldados del Kremlin, sino el abastecimiento del frente.

Donetsk se le resiste a Putin

Sea como sea, el gran caballo de batalla de Putin es Donetsk –Moscú ocupa actualmente el 81% de la región, según un análisis de AFP–. Con Lugansk controlado casi al 100%, este territorio se le resiste al presidente ruso para completar la ocupación del Donbás.

Las tropas rusas avanzan desde norte y sur con el objetivo de llegar a los dos grandes bastiones ucranianos de la región: Kramatorsk, donde antes de la guerra vivían unas 150.000 personas, y Sloviansk, que tenía unos 105.000 habitantes. Sin embargo, los progresos son mínimos. En agosto, Rusia anunció la conquista de Chasiv Yar, a apenas 20 kilometros de Kramatorsk, tras 16 meses de combates.

En las regiones del sur, Zaporiyia y Jersón, la situación es todavía peor para las tropas rusas porque el río Dniéper es un obstáculo difícil de salvar, que mantiene en poder de los ucranianos ambas capitales. Ahora bien, en Zaporiyia, analistas como Michael Kofman alertan de que el Estado Mayor ruso está intensificando los ataques para desviar la atención de otros frentes y mejorar su alcance sobre la ciudad principal.  Mientras, en Jersón, no creen que el Kremlin tenga capacidad para llevar a cabo una nueva ofensiva a pesar de que sus voceros amenacen con ello. En este punto, el frente se encuentra casi inmóvil desde otoño de 2022. La salida al Mar Negro le sirve a Moscú para tener al alcance Odesa, la fantasía del nacionalismo ruso, que aspira a cortar el acceso de Ucrania al mar, aunque nunca puso los pies en esta ciudad.

Los drones cambian la guerra

El gran contratiempo para ambos ejércitos es que en estos momentos no pueden avanzar en grandes batallones. Según explica el analista militar proguerra Andréi Mórochko, otro antiguo coronel de las fuerzas separatistas de Lugansk, actualmente los soldados solo pueden moverse en grupos de dos o tres para evitar que los cacen los drones. Los tanques también han dejado de emplearse para abrir paso a la infantería al ser un blanco demasiado fácil. “Antes era un axioma el uso de carros blindados pesados, estaba escrito en los estatutos de combate. Ahora ya no es cierto en modo alguno”, afirma.

Esto provoca que la primera línea se desdibuje y se convierta en un bosque de cables de fibra óptica usados y abandonados para guiar a los drones, que los pueblos de la retaguardia estén en el punto de mira de los vehículos no tripulados y que las rutas que suministran el frente sean trampas mortales. Incluso, en junio, por primera vez, un robot ucraniano cargado con explosivos reconquistó él solo una posición rusa y obligó a los soldados enemigos a rendirse.

El presidente ruso, Vladímir Putin , en una ceremonia militar.

El Kremlin optó por la infiltración de pequeños grupos de individuos tras las líneas ucranianas, que intentan esconderse y hacerse fuertes hasta que llegan refuerzos. Es la táctica empleada, por ejemplo, en Kúpiansk y Pokrovsk. No obstante, la mayoría de analistas consideran que no es una estrategia exitosa: genera un número ingente de bajas y dificulta enormemente el apuntalamiento de las posiciones, lo que ellos llaman “avances operativos”.

Aun así, por ahora, Putin parece conformarse con los resultados de este plan mortífero. Rusia ocupó casi el doble de territorio durante los primeros nueve meses de 2025 que en el mismo periodo de 2024 y, mientras los rusos sigan alistándose atraídos por los jugosos salarios, ni el presidente ni sus comandantes tendrán problemas para abastecer a la trituradora de hombres en la que convirtieron su hoja de ruta a Ucrania.

Y después del Donbás, ¿qué?

Así, si el único elemento que puede decantar la balanza es la superioridad numérica, ¿Putin puede estar tentado de volver a recurrir a una movilización parcial, como ya hizo en septiembre de 2022? Los expertos citados por Radio Svoboda consideran que el Kremlin puede terminar controlando Donetsk dentro de uno o dos años sin recurrir a la movilización, una medida muy impopular y de consecuencias imprevisibles para la implacable paz social putiniana.

Otra cuestión es qué pasaría si Rusia consiguiera ocupar todo Donetsk. Los analistas del Conflict Intelligence Team creen que “nada cambiaría fundamentalmente” y que entonces intentarían infructuosamente cruzar el Dniéper en Zaporiyia. 

Asimismo, señalan, estos territorios no acercarán ninguno de los objetivos declarados por Putin: la neutralidad de Ucrania o la destitución de Zelenski. La única explicación razonable es que el Kremlin confíe en desgastar todo lo posible a Kiev para que, eventualmente, termine rindiéndose o Trump los fuerce a aceptar un acuerdo de paz inaceptable.

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