Luciana Corzo, una fisicoculturista argentina de 33 años, se prepara para hacer historia en el escenario más importante del fisicoculturismo mundial. El próximo 11 de octubre, en Las Vegas, Corzo debutará en la categoría Bikini del Mr. Olympia 2025, un certamen que reúne a los mejores cuerpos del planeta. Para ella, este logro representa la culminación de una trayectoria de más de una década, marcada por competencias, sacrificios personales y viajes autofinanciados. “Es un sueño cumplido, ya está, no necesito más”, afirmó la atleta tucumana.
La clasificación al prestigioso torneo llegó en diciembre pasado, durante la Copa Profesional Ronnie Coleman Sur 2024, celebrada en Ciudad del Este, Paraguay. En esa competencia, Corzo obtuvo el primer puesto por unanimidad, lo que le aseguró su pasaje al Olympia 2025, que se desarrollará del 9 al 12 de octubre en el Resorts World y el Centro de Convenciones de Las Vegas. Su participación en este evento es comparable, según sus propias palabras, a “jugar el mundial”, en un paralelismo con la máxima cita del fútbol.
Corzo fue una de las primeras mujeres en su disciplina en Argentina. “Fui una de las pioneras en el país en cuanto a esta categoría. Arranqué en 2012 y no paré por varios años”, recordó. A lo largo de su carrera, conquistó cinco títulos argentinos, un Arnold Classic en Río de Janeiro en 2014 y el Sudamericano en 2021, lo que consolidó una trayectoria que la llevó a este punto cúlmine.
El camino hacia la élite del fisicoculturismo estuvo lejos de ser sencillo, especialmente en un deporte que, en Argentina, es mayormente amateur. La financiación fue uno de los mayores obstáculos para su carrera. Según relató, normalmente tuvo que pagar los viajes, los pasajes y las estadías en distintos países del mundo con su trabajo como personal trainer. En ese sentido, las deportistas de Sudamérica corren con desventaja en comparación a competidoras de Estados Unidos o Europa, que suelen poseer mayores recursos.
En la categoría Bikini, los criterios de evaluación son específicos y demandan una preparación integral. Se pide que el cuerpo femenino sea equilibrado, con una cintura muy chica, las piernas con un desarrollo muscular mínimo, buenos glúteos y hombros, pero a la vez sin ser voluptuoso. Además de la estética corporal, los jurados miran la integralidad de la propuesta, ya que se puntúa la rutina de poses, el bikini, la pintura, el maquillaje y las joyas.
La disciplina en la alimentación es fundamental para este tipo de deportistas, especialmente en la fase de definición previa a la competencia. Corzo compartió la estricta dieta que lleva en su vida diaria y explicó que ingiere la menor cantidad de hidratos para lograr definir sus músculos. Come cinco veces al día y su menú solo incluye clara de huevo, pollo, pescado, algunos vegetales verdes y un poco de arroz.
De cara al futuro, Luciana Corzo manifestó su deseo de dejar la alta competencia después de su participación en el Mr. Olympia 2025. Su intención es enfocarse en su marca personal y en el coaching de nuevas atletas. Para ella, el Mr. Olympia no es tanto una búsqueda de la victoria, sino la inmensa satisfacción y el cumplimiento del sueño de su vida.