El agitador de bulos grabó sin permiso en la sala de ruedas de prensa para montar después una campaña en redes contra varios periodistas
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La Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE), la Asociación de Periodistas de Madrid (APM) y la Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP) publicaron en las últimas horas un comunicado en el que condenan el “incidente” protagonizado por el agitador de noticias falsas Javier Negre, dueño del digital ultra EDATV, en la sala de ruedas de prensa del Congreso español el pasado martes.
Negre se hizo conocido en Argentina por ser un fanático del presidente Javier Milei. Ese fanatismo lo llevó a instalarse durante varias semanas en el país, donde logró convertirse en un asiduo participante de las conferencias de prensa que ofrece el vocero presidncial, Manuel Adorni. Pero Negre además llegó a Argentina con las intenciones de ampliar su canal digital. Así, terminó adquiriendo la mitad de La Derecha Diario.
“La Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP) deplora los incidentes ocurridos en la sala de prensa del Congreso de los Diputados el pasado 29 de octubre, cuando una persona acreditada en la Cámara Baja, acompañada por otras tres, increparon y vertieron graves insultos contra los y las periodistas que ejercen su trabajo en las Cámaras”, ha escrito la APP en un comunicado en el que “confían” en la “actuación de las autoridades del Congreso” para que los periodistas puedan continuar haciendo su trabajo y no consientan “la comisión de actos y comportamientos inadmisibles, que incluso chocan con las propias normas de la Cámara”.
Parte de los hechos que condenan las asociaciones de prensa son recurrentes desde hace varios años en el Congreso. Negre y otras personas acreditadas como parte de su empresa interrumpen el funcionamiento de la rueda de prensa, toman la palabra sin permiso en muchos casos para hacerse eco de noticias sin contrastar o directamente mentiras. Ese mismo comportamiento fue el que Negre tuvo en las ruedas de prensa en Casa Rosada.
Este martes, mientras comparecía el portavoz socialista, Patxi López, el agitador encendió su micrófono robando el turno del redactor que había recibido el lugar de palabra para acusarlo de hacer “bullying” a uno de los trabajadores de su empresa “con el silencio cómplice del resto de periodistas”.
La rueda de prensa no había terminado, pero los periodistas decidieron levantarse de la sala en señal de protesta. Minutos después, una periodista le pidió a uno de los trabajadores de EDATV que recortase el vídeo que había grabado a su jefe mientras interrumpía la rueda de prensa, de modo que no apareciese su cara en la pantalla. Grabar sin autorización en esa sala de prensa está completamente prohibido.
Mientras se sucedía esa conversación, Negre apareció de nuevo, con el móvil en la mano, para defender a su trabajador y responder a las críticas de los periodistas, que le increparon y le pidieron que dejara de interrumpir constantemente el trabajo normal de los redactores en el Congreso. “¿Tienes miedo?”, le llegó a decir a la periodista que había pedido que su cara no apareciese en el vídeo.
Poco más tarde, tanto Negre como sus trabajadores montaron una campaña en redes con el vídeo de esa rueda de prensa, señalando uno por uno a los periodistas que le habían increpado. El agitador utiliza la señal de vídeo que difunde el Congreso y acompaña la imagen con un audio grabado desde el móvil que tenía en la mano, ya que los micros de la sala de prensa en ese momento están cerrados.
“Esa minoría exigua de acreditados en el Congreso trató de echar por tierra, en una actitud reiterada, el trabajo constante, profesional y excelente de los y las periodistas parlamentarios, en el contexto libérrimo, plural y diverso en el que se desarrolla la vida política y parlamentaria”, sostiene la APP en su comunicado, que han secundado posteriormente la APM y la FAPE.
“El seguimiento y control de la actividad pública del poder político por parte de los y las periodistas, Imprescindible, en una sociedad democrática, debe respetar las normas deontológicas de la profesión periodística. Cualquier conducta que obstaculice el ejercicio del trabajo periodístico, ya sea por parte de políticos o de informadores, es un ataque al derecho a la información veraz de la ciudadanía. Un derecho que es de la ciudadanía y no de periodistas ni de políticos”, protesta.
“Nos pueden amenazar, nos pueden increpar o calumniar. Esas actitudes no mermarán un ápice la voluntad de la inmensa mayoría de los y las periodistas que trabajan en el Congreso y en el Senado de desempeñar su trabajo. Un trabajo que consiste en contar, narrar, investigar todo lo que acontece en las Cámaras, lo que se ve y lo que no se ve. A esto se dedican los y las periodistas parlamentarios en Plenos, en Comisiones, en situaciones informales y formales. Esta es la labor de los y las periodistas parlamentarios”, añade el comunicado.
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