River, silbado y angustiado, reflejo del peor momento de la gestión de Gallardo

La NaciónFútbolLa Nacion29/09/20253 Views

Fuertes y lapidarios bajaron los silbidos tras el final, como hace mucho tiempo no se escuchaban en el Monumental. La reprobación que en el anuncio de la formación solo había sido para Castaño, Borja, Paulo Díaz y Galarza, ahora pegaba en el plexo de todo el equipo, con Juanfer Quintero como excepción de ese repudio. El malestar de los hinchas de River ya no es algo pasajero, subió a la escala de hartazgo por un equipo que no da respuestas de ningún tipo. Ni futbolísticas ni de carácter.

La caída libre se profundiza en cada partido. La cuarta derrota consecutiva –racha negativa por la que no atravesaba desde 2010, con Leonardo Astrada, en una de las campañas que integraron el trienio del descenso- expone a Marcelo Gallardo en el peor momento de su mandato. Con un gesto de desorientación al costado del campo que es el espejo de su equipo. De cualquier otro entrenador se estaría cuestionando su continuidad, pero el Muñeco se ganó el derecho a manejar sus tiempos.

Por eso se permite, como ocurrió después de la eliminación ante Palmeiras, de hablar de “equipo en construcción”, cuando a estas alturas, con más de un año de trabajo, debería haber una base más sólida, que permitiese ir asimilando las incorporaciones que llegan y haciendo los ajustes lógicos de funcionamiento que imponen la dinámica de los partidos. Pero este River sigue siendo un bosquejo indescifrable. “Les pido disculpas a los hinchas, no estamos pasando por un buen momento. En el día del hincha de River [por la fecha de nacimiento de Ángel Labruna] no pudimos pasar página de la Copa Libertadores. Hay que hacerse cargo, tener resiliencia y esperar reacciones. Lejos estoy de claudicar”, dijo Gallardo, que intentó mostrarse entero en la conferencia de prensa.

En su primera visita en la historia al Monumental, Deportivo Riestra se llevó un triunfo siendo fiel a sus señas de identidad: dureza defensiva, aprovechamiento integral de las oportunidades y mañas consentidas por el árbitro de turno, en este caso Pablo Echavarría, en sintonía con el VAR (Lucas Novelli), rigurosísimo para no convalidar un gol de Borja por un milimétrico off-side. Y también con oído fino para escuchar un exabrupto de Salas al juez asistente y mostrarle la roja, pero corto de vista para ver un codazo de Benegas a Martínez Quarta que era merecedor de la expulsión. De todas maneras, debe quedar claro que River está mal por demérito propio, no por culpa de los arbitrajes.

Lo más destacado de River 1 – Deportivo Riestra 2

Anda mal de arriba River, de la cabeza, sea para pensar el juego o para contrarrestar los centros rivales. Entra en pánico y se paraliza en cada pelota que llega a las inmediaciones de Armani por la vía aérea. No aprende ni corrige deficiencias. Entre las fortalezas de Riestra, la más conocida es su capacidad para el cabezazo. Se supone que River debía estar avisado: de los 12 goles que había convertido Riestra en el Clausura, ocho fueron con la pelota detenida. En el Monumental amplió esa cuenta.

A los 11 minutos, Martínez Quarta provocó un córner innecesario por un mal pase hacia atrás a Armani. En los últimos tiempos, River se expone tanto o más que en un penal en la defensa de las jugadas de estrategia. El córner desde la izquierda de Monje encontró el golpe de nuca de Alonso, que le ganó la posición a Martínez Quarta. Primera llegada de Riestra, 1-0.

Otra vez, River y sus padecimientos aéreos. Historia repetida. Como ante Libertad, Estudiantes, Palmeiras, Atlético Tucumán. La defensa zonal, sin marcas asignadas, no le funciona. No termina cubriendo espacios ni anulando rivales.

Hubo tres cambios respecto de la eliminación en la Copa Libertadores. Descanso para Montiel y Rivero (ingresaron Bustos y Paulo Díaz) y afuera Nacho Fernández, que pagó el flojo rendimiento contra Palmeiras. Enzo Pérez quedó al margen de la convocatoria por el profundo corte en una pierna sufrido en San Pablo. En la enésima vuelta de tuerca que Gallardo aplica sobre la formación, probó por primera vez con la dupla ofensiva Salas-Borja, con el colombiano como referencia central y el correntino entrando más desde sectores externos, como lo hacía en Racing.

Ramírez festeja su gol, el segundo de Riestra

Con Quintero recostado sobre la derecha, River se encomendó al preciso toque de zurda del colombiano para penetrar en la espesura de la defensa de Riestra, que en su 5-3-2 replegado intentó replicar la muralla que tanto le rinde en el Laza. Juanfer era el único que abría vías de ataque, necesitaba que sus compañeros se desmarcaran para que les llegaran sus asistencias. Acuña y Salas, entrando por la izquierda, se encontraron con pases del N° 10 para terminar jugadas que neutralizó el histriónico Arce.

A River se le presentaba un dilema para el que tuvo una solución parcial y conocida: el gol de Galoppo, un volante que en parte está cubriendo la escasa eficacia del equipo. Con un estupendo remate de sobrepique al tomar un despeje de Paz, Galoppo puso el 1-1. La igualdad debería haber tranquilizado a River, pero su inseguridad es más fuerte, lo bloquea. Riestra volvió a preocuparlo por arriba, mientras Galoppo afilaba otra vez su media distancia con un disparo que desvió Arce.

No tardó nada River en volver a meterse en problemas, al comienzo del segundo tiempo. De su blandura e ingenuidad defensiva hubo otra palmaria demostración en el pique de la pelota que sobrepasó a Bustos en el gol de Ramírez. Entraron Nacho Fernández y Lencina, después Colidio para quedar con una línea de tres. Arce se agigantó con atajadas a Nacho, Juanfer y Martínez Quarta. Tiró 15 córners sin réditos. A Riestra le alcanzó uno. River atacaba con angustia, sentimiento que define su actualidad, con Racing a la vista por la Copa Argentina como otra situación límite.

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