Tanzania: hallan tres nuevas especies de sapos africanos tras pasar un siglo inadvertidas

La NaciónLa NacionSociedad12/11/20252 Views

Durante más de un siglo, tres especies únicas de sapos africanos permanecieron ocultas en frascos de museo, sin que nadie advirtiera su singularidad. Este año, un equipo internacional de científicos confirmó que se trata de tres nuevas especies del género Nectophrynoides, habitantes de los bosques montañosos de Tanzania, que presentan una característica extraordinaria: las hembras dan directamente a luz a diminutos sapos completamente formados, sin atravesar la clásica etapa de los huevos y renacuajos.

Según publicó El Tiempo de Colombia, el estudio —difundido en la revista Vertebrate Zoology— desafía uno de los paradigmas más arraigados de la biología: la metamorfosis anfibia.

“Es conocimiento común que las ranas crecen a partir de renacuajos —es uno de los paradigmas clásicos de la metamorfosis en biología—. Pero las casi 8000 especies de ranas tienen una gran variedad de modos reproductivos, muchos de los cuales no se parecen a esa historia famosa”, indicó el profesor Mark D. Scherz, curador de herpetología del Museo de Historia Natural de Dinamarca y coautor de la investigación.

A diferencia de la mayoría de los anfibios, estos sapos poseen fertilización interna y una forma de reproducción vivípara, un rasgo inusual entre ranas y sapos. “El nacimiento vivíparo es excepcionalmente raro entre ranas y sapos, practicado por menos del 1 % de las especies, lo que hace que estas nuevas especies sean excepcionalmente interesantes”, destacó H. Christoph Liedtke, coautor del Consejo Nacional de Investigación de España.

Gracias a estas adaptaciones, los Nectophrynoides pueden habitar lejos de cuerpos de agua, un comportamiento inusual en su grupo. A lo largo del tiempo, desarrollaron estrategias evolutivas que garantizan la supervivencia de sus crías en los densos bosques del este africano.

Un hallazgo que permaneció oculto más de un siglo

El origen de este descubrimiento se remonta a comienzos del siglo XX. En 1905, el científico Gustav Tornier presentó ante la Real Academia Prusiana de Ciencias el primer caso de un sapo tanzano capaz de dar a luz crías vivas.

Especie llamada Nectophrynoides uhehe

Más de cien años después, los ejemplares conservados en el Museo für Naturkunde de Berlín resultaron fundamentales para confirmar la existencia de nuevas especies dentro de ese linaje.

“Algunos de estos especímenes fueron recolectados hace más de 120 años. Nuestro trabajo de museómica permitió revelar exactamente a qué poblaciones pertenecían, dándonos mucha más confianza para investigaciones futuras sobre estos sapos”, advirtió la doctora Alice Petzold, de la Universidad de Potsdam.

De acuerdo con El Tiempo, el investigador Christian Thrane, de la Universidad de Copenhague y autor principal del estudio, recorrió colecciones de historia natural en distintos países en busca de ejemplares preservados. “El trabajo filogenético de hace unos años ya nos había mostrado que había una diversidad no reconocida entre estos sapos. Pero al examinar los ejemplares, pude comprender mejor su diversidad morfológica y describir estas nuevas especies”, precisó.

Una joya evolutiva en peligro

El descubrimiento no solo amplía el conocimiento sobre la evolución de los anfibios, sino que también expone la fragilidad del ecosistema donde sobreviven. Los tres sapos habitan en las montañas del Arco Oriental de Tanzania, un corredor biológico de altísima diversidad que hoy sufre una rápida pérdida de cobertura forestal por la deforestación, la minería y el cambio climático.

Montañas Del Arco Oriental de Tanzania

“El bosque donde se encuentran estos sapos está desapareciendo rápidamente”, manifestó John V. Lyakurwa, investigador de la Universidad de Dar es Salaam y coautor del estudio. En la misma línea, su colega Michele Menegon alertó que los hábitats se encuentran “altamente fragmentados”, lo que impacta directamente en la fauna que depende de ellos.

El panorama no es alentador: otras especies del mismo género ya están al borde de la extinción. Nectophrynoides asperginis desapareció en estado silvestre y Nectophrynoides poyntoni no es registrado desde 2003.

Estas especies se adaptaron y ya no necesitan ecosistemas acuáticos para sobrevivir

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