
Alguien, en la oficina, ha usado una trituradora de papel. Resulta evidente por los restos de varias hojas, convertidos en tiras ilegibles. No consta que en la sede de Tranjis Games, en Rivas-Vaciamadrid, tengan tramas corruptas que esconder. Lo cierto es que ni se han molestado en ocultar la destrucción. Al revés, la exponen en la pared, junto con fotos en blanco y negro, documentos con sellos oficiales o una servilleta donde han quedado apuntados un nombre y una dirección. Pistas de sobra para una investigación, si no fuera porque la respuesta está por todos lados: una campaña promocional.





