
Las mulas y mulos, híbridos hembras o machos respectivamente de caballo y burro y por lo general de burro macho y yegua (los hijos de burra y caballo macho son menos habituales y se denominan burdéganos), son animales muy valorados por su resistencia y la facilidad de su alimentación y que han convivido con los seres humanos desde hace unos tres mil años, cuando se los empezó a producir en Asia Menor. Desde esas acémilas de la antigüedad, que aparecen en la Ilíada y en la Biblia, y las del ejército romano (donde a los legionarios se los llegó a llamar “las mulas de Mario”, por el esfuerzo al que se los obligaba y por el nombre del general y cónsul que reformó las fuerzas militares de la República) hasta las del Far West tipo Dos mulas y una mujer o las de Objetivo Birmania, la estirpe de estos sufridos y tercos équidos ha producido individuos reales y ficticios tan populares como la parlanchina Mula Francis, el condecorado mulo del regimiento de los Middlesex Jimson, héroe de la guerra contra los bóers, o Conchita, la icónica mula del cafetero Juan Valdez.






