
Saluda con el sombrero negro y sonríe mientras suena por los altavoces La canción de los (buenos) borrachos… “que de madrugada vuelven al hogar”. Procede con otra reverencia y se marcha por un lateral del escenario. El concierto ha terminado. El último de Joaquín Sabina y en la ciudad donde vive, Madrid. Alguien dice que ha detectado lágrimas en el rostro del eterno crápula. Difícil visualizarlo desde la grada. Quizá algunos lo aseguran para compartir ese momento de sacudida, ya que ellos sí han tenido que enjugarse los ojos con sus dedos para contener los estragos de la emoción.




