Halloween es una de esas fiestas que o la amas o la odias, y dentro del primer grupo están dos tipos de personas: esas que nunca se acuerdan de que va a ser Halloween hasta el día antes de la fiesta y no tienen nada preparado, y luego están las que se pasan meses y meses llenos de ilusión preparando sus disfraces hasta el último detalle para que no se les escape nada. Aunque, si somos realistas, existe un tercer tipo de persona: las que les gusta tener todo preparado con antelación, pero no quieren gastarse demasiado en el disfraz ni tampoco invertir una gran cantidad de horas en prepararlo con sus propias manos.