Tres décadas han pasado ya desde aquel septiembre de 1995 en el que Salman Rushdie paseó por la Alhambra por última vez. Era entonces, y sigue siendo hoy, un escritor amenazado. Los mismos 30 años que, contaba Antonio Muñoz Molina en un reportaje en EL PAÍS SEMANAL, habían transcurrido desde su primera visita en 1965, con 18 años y como estudiante de primer curso de Historia en la Universidad de Cambridge, aunque en su intervención en Granada, el escritor se ha referido en varias ocasiones a 1966 y 19 años. En cualquier caso, este primer viernes de octubre, Rushdie (Bombay, 78 años) ha vuelto a pisar la Alhambra ―“como hago cada 30 años”, ha dicho, con humor― en circunstancias muy parecidas a su última visita: con un itinerario secreto que nadie quiere adelantar y un control policial extremo que tiene aturdida a la gente que ha organizado su estancia en la ciudad. Sí se conocen algunas cosas. Ha llegado a la ciudad en la mañana del viernes y estará hasta la del lunes. En esas 48 horas, además de inaugurar el festival cultur_ALH, asunto que lo ha traído hasta aquí, visitará la Alhambra y hará una ruta literaria, que en Granada inevitablemente tiene apellido lorquiano.