Tres casos reales que muestran excelentes resoluciones para cambiar un quincho de muchos años

Renovar el quincho se puede limitar solo a ese lugar o ser parte de una renovación mayor. En cualquier caso, lo ideal es aprovechar esa situación para darle una estética coherente con la casa si es que están muy viejitos, ya que nunca están demasiado lejos, sobre todo en viviendas suburbanas.

“Tener un exterior tapizado en enredaderas es todo un lujo, y no casi se veía desde adentro. Era una casa muy oscura, y en iluminarla radicó nuestro mayor desafío”, dice la arquitecta Camila Castillo, quien para renovar su casa se apoyó en su colega y socia en Ideï Ariquitectura, Joy Zimmerman.

Ya ubicados bajo la pérgola, vemos el patio a la distancia. Estamos bajo la glicina, pero sigue siendo una continuidad luminosa

La intervención que hicieron Camila y Joy refleja su valoración de las añosas plantas del jardín. Sentarse bajo una glicina bien crecida y tener sus flores unas semanas al año es una postal envidiable, y no estaban dispuestas a sacarla.

El ladrillo hasta media altura se eliminó, lo mismo que las viejas lámparas y las lajas.

Con piso con baldosas vainilla; paredes, frente de parrilla y pérgola pintadas en gris grafito, y mobiliario gris claro, el quincho es una caja neutra y moderna que no compite con el jardín.

Juego de comedor de chapa (Estudio Te).“En cada espacio tenés un cuadro enmarcando el verde”, dicen las arquitectas, felices.

Bien de barrio

Los pasillos laterales son un clásico en muchos chalets de época. El de esta casa de Tigre, revestido en laja, dejaba ver el quincho al fondo desde la vereda. Como en el caso anterior, una sociedad de arquitectas, esta vez al frente de Estudio Urbano, se puso a trabajar sobre la casa de una de ellas, Camila Argañarás.

ANTES: todo el exterior tenía piso de lajas. DESPUES: se recuperó el pasto y el jardín se pobló de verde. Cerco y portón en incienso (todo de Urbano Estudio)

El agregado de plantas no solamente da fresco y le brinda una vista muchísimo más alegre al comedor, sino que crea un amortiguador verde de privacidad.

ANTES: un quincho separado de la casa achicaba el jardín, por decirlo de alguna manera, ya que era más bien un enorme patio con lajas

La reforma eliminó un quincho en el fondo del lote para ceder esa superficie a la pileta. En reemplazo, se hizo la galería contigua a la cocina.

Mesa en incienso macizo y sillas ‘Luma’ (todo de Urbano Estudio)

Las famosas “casitas del fondo”, otra fija en innumerables casas de época, suelen plantear ambientes oscuros y con ventilación limitada, ya que están apoyadas sobre la medianera. La mayoría tenía una galería y un cuarto de servicio o lavadero. Evaluando su estilo de vida, los dueños decidieron que un jardín con pileta era lo que buscaban. Eso sí, aprovecharon la conexión de agua para hacer un baño junto al lugar donde se dejan las reposeras y artículos de limpieza.

NUEVAS. Pileta y galería de hierro y maderaA cargo de Francisca Lozada, el paisajismo dispuso especies tropicales que ayudan a tapar la medianera y van bien con el suelo ribereñoPlano detallado de la planta baja actualizadaLa galería se hizo con el mismo piso interior, para unificar. El techo y las columnas de la galería están en sintonía con las aberturas

Con adolescentes, es otra cosa

Si en el caso anterior la construcción del fondo se eliminó, el caso con el que se encontró la arquitecta Florencia Hermann, de Estudio FH fue muy distinto. Se trataba de una pareja ante una nueva etapa de su vida como padres, por lo que decidieron una rotunda reforma de la casita de atrás. “Hoy los chicos pueden invitar amigos y quedarse hasta tarde sin alterar la paz general: entran por el costado y pasan al fondo, donde tienen todo lo que necesitan”.

El pasillo se resguardó con un techo, y una segunda puerta le da seguridad y prestancia a esta nueva entrada.ANTES Y DESPUÉS. Donde antes había un espacio que casi no se usaba, hoy hay una parrilla, barra con bacha, una mesa para 14 personas, heladera, tele, baño y también un lavadero

“El cambio que más me costó fue que los dueños aprobaran fue la pileta integrada al quincho. Querían mantener el pasto, y sentían que esa decisión podía achicar el jardín. Por eso compensamos con canteros exuberantes”.

El piso símil madera del quincho se extiende como un elegante deck para contener la pileta. La parrilla se construyó de espaldas a la casa para darle mayor privacidadFlorencia Herman se ocupó del paisajismo, que consideró fundamental en este cambio de estilo

 

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