En noviembre de 2015, un ataque perpetrado por un grupo terrorista islamista sacudía a la sociedad en Túnez. En la montaña de Mghila, un joven pastor era degollado y su primo obligado a transportar la cabeza hasta su aldea. El cuerpo quedó abandonado en la sierra y, mientras intentaban encontrarlo, la familia conservó la cabeza en el frigorífico de su casa.