Dos meses antes de iniciar el caso Begoña Gómez, en febrero de 2024, el juez Juan Carlos Peinado se enfrentó a la rebelión de los alumnos a los que impartía clases por las tardes en la Universidad Complutense. Los estudiantes recogieron 50 firmas pidiendo su expulsión por unos supuestos comentarios ofensivos. Afirmaban que le dijo a una alumna con velo islámico que se empezaba vistiendo esa prenda y se acababa poniendo bombas. A un alumno con una discapacidad le respondió “con sorna” que el protocolo para un examen oral era “yo te pregunto y tú me contestas”. Y poco después del suicidio de una alumna, le dijo con una sonrisa a una estudiante que se levantó para ir al baño: “No vayas a saltar”.