
“A pesar de todo lo que trabajamos en nuestros productos y en la cadena de suministro, y de todo el dinero que donamos a organizaciones ambientales sin fines de lucro, todavía no es suficiente”, dice Yvon Chouinard, fundador de Patagonia. Y confiesa que “ha trabajado más duro de lo que debería una persona de 87 años”.
Hoy, a tres años de haber cedido sus acciones a la Tierra, Patagonia publica un informe global sobre el avance hacia su objetivo de implementar soluciones a la crisis climática y ecológica. “Rendirle cuentas a nuestra nueva jefa, la Tierra, no ha sido fácil”, reconoce Chouinard.
El reporte “Trabajo en progreso” informa acerca del impacto empresarial de la compañía de indumentaria deportiva hasta la fecha, su estructura de propiedad y las donaciones ambientales que realiza.
El nombre del informe hace alusión a que Patagonia se considera un experimento para hacer negocios de manera no convencional y se ve a sí misma como un trabajo en progreso.
“Queremos que nuestros trabajadores, nuestros clientes y nuestra comunidad sepan en qué estamos bien y en qué tenemos que mejorar”, afirma Corley Kenna, directora de impacto y comunicaciones de la empresa. Y puntualiza: “El reporte deja en claro que no somos perfectos, pero que estamos firmemente comprometidos con mejorar cada aspecto de nuestro negocio, desde fabricar productos de la más alta calidad hasta apoyar a nuestros empleados y a nuestra comunidad de activistas y embajadores. Este reporte no es un festejo, es una herramienta para lograr mayor transparencia”.

Según indica el informe, tuvieron avances concretos: eliminaron los PFAS -químicos fluorados utilizados en tratamientos repelentes al agua− de toda su línea de productos, donaron 14,7 millones de dólares de las ventas del año pasado para apoyar a activistas de base y otorgaron un total de 180 millones de dólares a Holdfast Collective desde 2022. “Pero todavía no logramos erradicar las preocupaciones existenciales que desvelaban a nuestros fundadores en años anteriores. Principalmente, el interrogante de cómo usar nuestra empresa para salvar al planeta si son nuestros propios productos los que lo dañan. ¿Nuestra mejor respuesta? Hacernos mejores preguntas. Evitar las promesas atractivas pero vacías. Adoptar un enfoque de experimentación permanente. Y cuando encontremos soluciones, independientemente de su importancia, compartirlas con nuestros colaboradores y aliados, incluidos nuestros competidores”, señalan en la compañía con sede en Ventura.
A la vez, admite que hay muchas contradicciones que están intentando resolver, como “tener el centro de reparaciones más grande de Norteamérica, aunque casi el 85 % de nuestros productos no tiene una solución de fin de vida, o eliminar casi por completo el uso de combustibles fósiles vírgenes en nuestros productos, pero trabajar con fábricas que todavía utilizan carbón como energía para fabricar nuestras prendas”.
Patagonia -que fue elegida como una de las empresas más cool del mundo por su filosofía particular que sembró su fundador Yvon Chouinard y que plasmó en su libro Que la gente vaya a hacer surf– en septiembre de 2022 anunció que convertía a la Tierra en su única accionista. De esta forma, Chouinard y su familia transfirieron la propiedad de la empresa a Holdfast Collective y al fideicomiso Patagonia Purpose Trust. Esta estructura de propiedad permite que la compañía siga vinculada a su objetivo de salvar el planeta Tierra, de manera indefinida. Las ganancias excedentes de Patagonia, es decir, el dinero sobrante después de reinvertir en el negocio, se distribuyen a Holdfast Collective, un conjunto de organizaciones sin fines de lucro, que las utiliza para proteger la naturaleza y la biodiversidad.

El reporte abarca el año fiscal 2025 -desde el 1° de mayo de 2024 hasta el 30 de abril de 2025- y deja asentado que desde 2022 destinó 180 millones de dólares a Holdfast Collective para financiar acciones ambientales como la protección de humedales y la defensa de comunidades frente a la contaminación del aire. Y reafirma, así, el compromiso de Patagonia con un modelo de capitalismo regenerativo, que prioriza el impacto ambiental y social por sobre la acumulación de capital.
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Por otra parte, destaca algunas de las principales acciones implementadas:
Desde su fundación en 1973, Patagonia ha donado más de 240 millones de dólares a organizaciones ambientales en todo el mundo. Además, a través del programa 1% for the Planet®, 824 organizaciones recibieron 14,7 millones de dólares en subvenciones y apoyo en especie durante el último año.
El nuevo reporte subraya que las ganancias que no se reinvierten en el negocio se destinan a proteger la naturaleza y la biodiversidad.
En palabras de Yvon Chouinard: “Los próximos 50 años no van a ser fáciles. Podemos cambiar esta fatídica forma de capitalismo extractivo que nos ha traído hasta aquí. Pero debemos dar el primer paso”.






