
El ministro del Interior comenzó su recorrido por las provincias aliadas para sumar apoyos a los proyectos que el Gobierno enviará al Congreso durante las sesiones extraordinarias. De la mano de los gobernadores Sáenz, Cornejo y Figueroa, el “Colo” sale a medir su margen real de maniobra.
Apenas 24 horas después de jurar como ministro del Interior, Diego Santilli se subió al avión y salió a buscar apoyo político. Su primera escala fue este miércoles en Paraná, donde se reunió por la tarde con Rogelio Frigerio, uno de los gobernadores más cercanos al oficialismo. El itinerario federal continuó este jueves, cuando recibió en su despacho al salteño Gustavo Sáenz, mientras que el viernes viajará a Mendoza para encontrarse con Alfredo Cornejo y el sábado cerrará la semana en Neuquén, con Rolando “Rolo” Figueroa.
El recorrido no es casual. Cada uno de esos mandatarios encarna una pieza clave en el tablero político que Javier Milei necesita para sostener su programa económico. Frigerio es el socio natural de Santilli en el PRO, Cornejo es uno de los aliados radicales que se subieron al tren libertario en las legislativas, Sáenz representa el peronismo “dialoguista” que La Libertad Avanza busca retener, y Figueroa, al frente de una provincia petrolera y con recursos propios, es el puente con los gobernadores de tinte “provincialista”.

En Balcarce 50 hacen las cuentas con precisión quirúrgica: entre los gobernadores que Santilli visitará en su primera gira formal se agrupan unos 30 votos en Diputados y al menos 10 en el Senado, el bloque decisivo para asegurar la sanción del Presupuesto 2026 y del paquete de reformas que Milei considera vital para el segundo tramo de su gobierno.
El flamante ministro llega a la gira con un mandato explícito del Presidente: asegurar los votos necesarios para aprobar el Presupuesto 2026 y las reformas estructurales que el Gobierno enviará al Congreso durante las sesiones extraordinarias de diciembre. En Casa Rosasda saben que, aunque el oficialismo será la primera minoría en Diputados a partir del 10 de diciembre, todavía está lejos de garantizar la mayoría automática. “Los gobernadores son los garantes de las victorias que necesita esta nueva etapa”, sintetiza un funcionario.

En el entorno de Santilli aseguran que la gira busca “escuchar primero y prometer después”. La prioridad es recoger los reclamos de las provincias para luego definir con el ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, qué puede ceder el Gobierno sin afectar su meta de equilibrio fiscal. Este miércoles, el exdiputado debutó formalmente en la reunión de gabinete ya como ministro en plenas funciones. Por la tarde partió hacia Entre Ríos, donde lo esperaba Frigerio con agenda económica y foto política.
La reunión con el mandatario incluyó temas de obra pública, coparticipación y un repaso por los programas federales que el nuevo titular de Interior promete reactivar con criterio “de austeridad, pero también de previsibilidad”. “Los primeros dos años de este gobierno fueron la etapa de estabilidad y ahora viene la etapa de crecimiento que nos encuentra con este diálogo con los gobernadores”, sostuvo Santilli en una conferencia de prensa posterior al encuentro.

Acompañado por Frigerio, no se privó de criticar a Axel Kicillof, con quien dijo que no se reunirá porque “no firmó el Pacto de Mayo”. “Hay que ser coherentes y no tener doble personalidad. Voy a estar visitando a todos los que firmaron el Pacto de Mayo, él no participó, no adhirió al RIGI, no adhirió a la Ley de Reiterancia para terminar con la puerta giratoria, no adhirió a la Ley Antimafia. ¿Acaso le tiene que pedir permiso a Cristina Kirchner?”, lanzó, filoso.
Ya de vuelta en Buenos Aires, Santilli recibió esta mañana al salteño Gustavo Sáenz. Al igual que cuando se reunió con Martín Llaryora (Córdoba) o con Marcelo Orrego (San Juan), lo acompañó el jefe de Gabinete, Manuel Adorni. El mandatario se había distanciado del Gobierno tras los recortes de fondos coparticipables. El objetivo es recomponer el vínculo con un gobernador clave del norte, que puede aportar votos peronistas y gobernabilidad política.

El viernes, la gira continuará en Mendoza, donde Santilli se encontrará con Cornejo, uno de los radicales más alineados con Milei y con peso propio en el Senado. Finalmente, el sábado, el ministro se trasladará a Neuquén para reunirse con Rolando Figueroa, otro aliado estratégico por su control de Vaca Muerta y su ascendencia en la Patagonia.
El desembarco federal coincide con una tensión persistente dentro del gabinete. Santilli todavía hereda un ministerio reducido: Migraciones pasó a Seguridad, pero el Renaper —tras una disputa de último momento— finalmente se mantuvo bajo la órbita de Interior, pese a que todavía no se oficializó esa corrección. “Es confiable para el sistema, pero esa confianza depende de que tenga autonomía y fierros”, advierte un gobernador que participó de las últimas reuniones.

La duda sobre el margen real de maniobra del exdiputado atraviesa a buena parte del círculo político. “La pregunta es si Francos fracasó por culpa suya o porque no le dieron herramientas para tener éxito”, planteó un gobernador ante la consulta de elDiarioAR, recordando que el exministro del Interior terminó convertido en “un mensajero sin presupuesto”.
En la Casa Rosada, sin embargo, insisten en que Santilli tiene una ventaja: “Tiene buena sintonía con Lule Menem y con Karina, y eso lo ayuda a sostener un puente directo con el poder”. Los gobernadores, no obstante, piden hechos más que gestos. “Heredó un ministerio despojado”, advirtió otro de los interlocutores provinciales. Consciente de ese riesgo, el nuevo ministro decidió iniciar su gestión con una ronda personal de encuentros, uno por uno, para tomar nota de los pedidos antes de sentarse con el titular de Economía.

“El desafío es conseguir gobernabilidad sin chequera”, reflexionan en el oficialismo. El contexto no es sencillo: aunque el resultado electoral le dio aire al oficialismo, los mandatarios provinciales no están dispuestos a acompañar las reformas sin retribución. El Gobierno necesita el apoyo de los 15 diputados que responden a los gobernadores nucleados en Provincias Unidas y de los 15 del PRO que preside Cristian Ritondo. Sin ellos, La Libertad Avanza no puede garantizar ni siquiera la continuidad de sus decretos. Por eso, cada foto de Santilli con un gobernador tiene valor de moneda legislativa: un gesto que puede traducirse en un voto.
En los despachos del primer piso destacan su estilo moderado, su pasado de gestión y su tono “de diálogo sin concesiones”. Pero dentro del ecosistema libertario, el equilibrio sigue siendo frágil. Santilli, recién llegado, intenta construir gobernabilidad sin romper la arquitectura interna que no deja de estar tensionada por la pulseada subterránea entre Karina Milei y Santiago Caputo. En el fondo, su gira federal es algo más que una sucesión de reuniones: es su primer examen de poder.
PL/CRM
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