Una vez el verano termina, la alegría de que la ropa de cama se seque en unas horas también acaba, por eso es importante buscar alternativas para que la labor no se convierta en un dolor de cabeza. Si a ello sumamos la falta de espacio, en los pisos más pequeños, el problema se duplica y no queda más remedio que recurrir al tendedero de toda la vida.