
Los primeros acordes de Kiss the Devil, de Eagles of Death Metal, sonaban sobre el escenario mientras su vocalista, Jesse Hughes, empuñaba el micro. Entonces irrumpió aquel ruido. Y un extraño olor. Algunos pensaron que se trataba de algún efecto sonoro, petardos. Otros no lo dudaron. “Estaba seguro de que eran disparos. Me gustan mucho los videojuegos y conozco esos sonidos. Luego me acerqué al balcón que daba al escenario y vi la matanza. Mi amigo entró en pánico, corrió hacia adentro y supe que moriría. Yo salí por una ventana para intentar subir al tejado, pero no pude y me quedé ahí colgado durante diez minutos”, recuerda David Fritz Goeppinger, en un café junto al Sena. Era viernes 13 de noviembre de 2015 en la sala Bataclan de París.




