El pequeño dragón azul (Glaucus atlanticus), admirado por su colorido y temido por su toxicidad, ha llegado este septiembre por primera vez (que se sepa) a la costa catalana. Los tres ejemplares hallados en la arena de calas de Tamarit (Tarragonès), fueron recogidos por los Agentes Rurales y trasladados al Instituto de Investigación de la Biodiversidad de la Universidad de Barcelona (UB), donde se estudiarán. Su presencia permitirá a los investigadores ampliar el conocimiento sobre esta desconocida especie. Además, gracias a la colaboración con investigadores del Instituto Senckenberg de Frankfurt (Alemania), han empezado a trabajar para secuenciar el genoma de esta babosa marina “para que con tiempo y rigor puedan construirse aplicaciones biotecnológicas reales y se puedan usar sus toxinas en fármacos, como se está haciendo con otras especies marinas en tumores cancerígenos”, detalla Juan Moles, profesor y doctor en biología de la UB.