La Petite (Francia, Bélgica/2023). Dirección: Guillaume Nicloux. Guion: Guillaume Nicloux, Fanny Chesnel, basado en la novela Le Berceau de Fanny Chesnel. Elenco: Fabrice Luchini, Mara Taquin, Maud Wyler, Juliette Metten, Sandrine Dumas, Aurélia Thiérrée, Anne Consigny, Veerle Baetens, Lucas Van den Eynde. Fotografía: Yves Cape. Edición: Guy Lecorne. Duración: 92 minutos. Calificación: apta para mayores de 13 años. Nuestra opinión: regular.
Guillaume Nicloux es un director prolífico. En los últimos quince años ha filmado mucho y variado. Las películas más conocidas internacionalmente de su obra son el falso documental El secuestro de Michel Houellebecq (2014), una extravagancia por momentos divertida, y La religiosa (2013), una adaptación de una novela de Diderot, figura clave de la Ilustración, muy inferior a la que estrenó Jacques Rivette en 1966 y salvada del naufragio por otro trabajo notable de Isabelle Huppert.
La Petite, la película que llega a los cines de Argentina dos años después de su lanzamiento en Francia, parece un intento de buscar cobijo en el mainstream. Es una producción de buen presupuesto para ese mercado (siete millones y medio de euros) y con una estrella del cine de ese país, Fabrice Luchini, quien cumplirá en noviembre próximo 74 años.
Este veterano y venerado actor parisino es el gran protagonista de una historia que aborda un tema espinoso en todo el mundo, el de la gestación subrogada. En Francia, la ley prohíbe la gestación por sustitución. E incluso existen sanciones penales previstas para quienes promuevan o pacten este tipo de gestaciones en territorio francés. Distinto es el caso si un ciudadano francés lo hace en el extranjero, en un país donde la legislación local sí lo permite.
El tema aparece seguido en los medios de todo el mundo porque son muchos los famosos que han recurrido a esta herramienta jurídica. En Argentina, el caso más conocido es el del conductor televisivo Marley. Y fuera del país la lista de personalidades es larga: Ricky Martin y Jwan Yosef, Elton John y David Furnish, Sarah Jessica Parker y Matthew Broderick, Kim Kardashian y Kanye West…
En La Petite, Luchini encarna a un ebanista jubilado cuya vida da un vuelco importante cuando descubre que su hijo y su pareja, los dos recientemente fallecidos en un accidente, habían llevado adelante un acuerdo de gestación subrogada en Bélgica, donde no hay una regulación clara sobre el tema, como ocurre en la Argentina, donde no es legal pero tampoco está expresamente prohibida.
Joseph, tal el nombre del personaje que interpreta Luchini con una tediosa insistencia en esa gesticulación pronunciada que es muy común en las actuaciones de Guillermo Francella, decide conocer a la mujer que prestó su vientre para gestar a su futura nieta e ir todavía más allá, solicitando la custodia de una bebé que de otro modo podría quedar en otras manos (o tutelada por el Estado), según lo que diga el contrato de subrogación.
Niclaux no profundiza en la complejidad jurídica de un caso como este porque su intención es otra. El foco está puesto en cómo el protagonista amortigua el duelo haciéndose cargo de la niña y en el vínculo tirante, pero no tanto, con la madre biológica, cuyo papel está al borde de la caricatura.
Obligado a hacer una película comercial y necesariamente liviana sobre un asunto conflictivo y cargado de polémicas, el director eligió un tono que no termina de funcionar del todo ni como drama ni como comedia.
El resultado de ese titubeo es una película predecible y condicionada por el sentimentalismo en la que, y esto quizás sea lo más reprochable, los dilemas que más importan (los legales, decíamos antes, y los éticos) quedan diluidos en un relato entregado por completo a preparar el terreno para una resolución edificante. El tema es muy interesante y merece un tratamiento con más profundidad, más allá de los géneros y los puntos de vista. No hace falta ser solemne para ser serio.