
En el corazón de Madrid, muy cerca de la vibrante Plaza de España, se erige una de las edificaciones más sorprendentes del continente: el Templo de Debod. Más allá de su majestuosa apariencia, este monumento que cuenta con más de 2.000 años está envuelto en una narrativa digna de un relato épico, llena de hazañas diplomáticas, mudanzas faraónicas y, por supuesto, debates actuales sobre su cuidado. El Templo de Debod tuvo su origen en la Baja Nubia, al sur de Egipto, bajo la dirección del rey Adijalamani en el siglo II a.C., y posteriormente fue ampliado por gobernantes ptolemaicos y romanos. Su propósito era sagrado: rendir homenaje a los dioses Amón e Isis. Durante siglos, esta pequeña construcción hecha de piedra arenisca resistió guerras, cambios imperiales y el severo clima del desierto. Todo dio un giro en la década de 1960, cuando la edificación de la gran presa de Asuán puso en grave peligro a numerosos templos y restos arqueológicos nubios. En respuesta, la UNESCO lanzó una campaña internacional para salvar este patrimonio invaluable. España se sumó al esfuerzo junto a otros países para rescatar y documentar monumentos, incluido el emblemático Abu Simbel. Como muestra de agradecimiento por estos esfuerzos, Egipto donó el Templo de Debod a Franco, que se lo trajo a España en 1968. Otros países también recibieron templos: el de Dendur fue a parar a Estados Unidos, el de Ellesyia a Italia y el de Taffa a los Países Bajos. El traslado del templo fue toda una aventura. Desmontado piedra por piedra y empaquetado en más de 1.300 bloques, cruzó el Mediterráneo en barco hasta llegar a Valencia, desde donde continuó su viaje por carretera hasta Madrid. La reconstrucción tuvo lugar entre 1970 y 1972 en lo que fue el antiguo solar del Cuartel de la Montaña,…
The post Cómo, cuándo y por qué llegó el Templo de Debod a Madrid appeared first on Periodista Digital.





