Inés B., una joven de Barcelona, aprovechó este año sus vacaciones de agosto para trasladarse a Cuenca y en apenas una semana acelerar el proceso, a 500 kilómetros de su casa, para obtener el carnet de conducir. “Cuando di mi código postal en la autoescuela, supieron de qué barrio venía”, explica ahora revelando que decidió seguir el ejemplo de amigos que, como ella, no quisieron esperar los meses de demora –la media es de medio año y en Barcelona o Girona puede ser de ocho meses– para tener cita con un examinador. El Govern admite que más de 70.000 personas –78.000 ya, según datos de la Federació de Autoescoles de Catalunya–, con la teórica en el bolsillo, están en la lista de espera para hacer las prácticas. El Ejecutivo ha pactado la llegada de más examinadores (25) y plantea posibles encargos de gestión ahora en estudio para aliviar el problema.