El reconocido jinete e instructor hípico Augusto Fraschina fue denunciado en dos casos de presunto abuso sexual

elDiarioAREl Diario Ar01/11/20255 Views

Fue acusado por dos mujeres que aseguran haber sido abusadas por él cuando tenían 16 y entre 17 y 20 años, durante la primera década de los 2000. Ambos casos se encuentran en la Justicia de San Isidro. La Unidad de Investigación (UDI) de elDiarioAR accedió a los expedientes y habló con las denunciantes. Fraschina se negó a responder sobre su versión de los hechos, al igual que su abogado. Ante la Justicia, negó las acusaciones.

Augusto Fraschina, reconocio jinete e instructor hípico, fue acusado ante la Justicia por los supuestos delitos de abuso sexual gravemente ultrajante agravado por ser cometido por el encargado de la educación y guarda y abuso sexual con acceso carnal. Candela Lenzi Pra, de 31 años, denunció haber sido abusada siendo su alumna, cuando era menor de edad. Sostuvo que los abusos se extendieron durante meses. Así surge del expediente de la Justicia de San Isidro y testimonios consultados por la Unidad de Investigación (UDI) de elDiarioAR durante los últimos meses. Lenzi Pra no es la única denunciante. Una segunda mujer, M. Sol Brunello, quien actualmente tiene 38 años, denunció ante la Justicia a Fraschina por un hecho cometido supuestamente cuando tenía entre 17 y 20 años

La primera causa tramita en la fiscalía de Juicio número 1, Especializada en Género de Pilar, actualmente a cargo de Marcela Semería. Fue iniciada en diciembre de 2018 y tiene cuatro pedidos de elevación a juicio. El segundo expediente tramita en la fiscalía descentralizada de la Unidad Funcional de Instrucción y Juicio Especializada en Violencia de Género a cargo de María José Basiglio. Fue iniciado en agosto de 2024 y se encuentra en etapa de instrucción.

La equitación implica algunos requerimientos indispensables para practicarlo: tener un caballo, alimentarlo, domarlo, hacerle controles veterinarios, conseguirle un establo para que duerma. Y tener el dinero, los medios o los contactos para que todo eso suceda. Pero hay otro punto central para poder realizar este deporte: tener un instructor.

Augusto Fraschina es una figura reconocida en el ambiente hípico y un hombre conectado con el poder. En 2023, ganó una de las competencias más importantes del país con el caballo HT Felini. Se destacó en la competencia de 1,5 metros por su tiempo, 74 segundos, y ninguna falta. Al recibir el premio, el jinete mostró una sonrisa perfecta, la piel dorada, el cabello rubio y los lentes de cristales rectangulares. Sostenía la copa de cristal con su mano izquierda y con la derecha tomaba por el hombro a Marcelo Brandolino, presidente de la Federación Ecuestre Argentina (FEA). Una banda azul lo condecoró como ganador del “Gran Premio Federación Ecuestre Argentina”.

En una entrevista publicada en las redes sociales de la FEA, en octubre de aquel año, el ganador dijo estar feliz por los resultados y por los dos caballos con los que compitió, propiedad de los hermanos Toviggino. Más adelante, agradeció a aquella familia: “Me siento afortunado de la calidad humana de todo el equipo de trabajo y ni hablar a la familia Toviggino que nos da la oportunidad de hoy darnos este gustito”. 

Pablo Ariel Toviggino es tesorero de la Asociación de Fútbol Argentino (AFA), además de presidente ejecutivo del Consejo Federal de la institución. También es un apasionado de los caballos. Sus tres hijos, jóvenes y destacados jinetes, fueron entrenados por Fraschina. Felini, el caballo con el que el jinete ganó en 2023, pertenecía al hijo mayor de Toviggino. elDiarioAR se comunicó con Pablo Toviggino para preguntarle si estaba al tanto de las denuncias contra Fraschina, pero al cierre de esta nota no había respondido.

Denuncias de abusos

Además de competir y ser instructor, Fraschina, de 50 años, es fundador del Centro Ecuestre “Las Casuarinas”, ubicado en el complejo Pilar del Este. Fue en este lugar donde comenzaron los abusos a su entonces alumna Candela Lenzi Pra, de acuerdo con la denuncia presentada por la joven ante la Justicia y su testimonio ante la UDI de elDiarioAR.

La primera vez que Lenzi Pra montó un caballo fue a los tres años. Su padre, Juan Lenzi, practicaba equitación amateur. Su instructor, Fraschina, abusó sexualmente de ella por primera vez cuando tenía 16 años y él, alrededor de 36, afirma en la denuncia ante la Justicia y ante elDiarioAR. Los abusos comenzaron en 2010 y se extendieron durante meses, según su declaración.

Lenzi Pra se destacó en las competencias de equitación desde pequeña y ganó concursos nacionales en la categoría juvenil. Llegó a representar al país a los 14 años, cuando fue invitada por la Federación Ecuestre Internacional (FEI) a través de su entrenador de entonces, anterior a Fraschina. La competencia fue en Santiago de Chile.  

Foto de referencia. Además de competir y ser instructor, Fraschina, de 50 años, es fundador del Centro Ecuestre "Las Casuarinas", ubicado en el complejo Pilar del Este.

Su deseo más grande era crecer en el deporte. “De chica siempre soñé con saltar en primera, era mi único sueño”, dice la mujer de 31 años, aunque admite: “Hoy es difícil decir si me hubiese dedicado porque de repente de un día para el otro se me vino el mundo abajo”. 

Su familia la acompañaba en cada competencia. “Todos los fines de semana mis papás me llevaban a los concursos y me acompañaban. Se movía toda la familia: si tocaba saltar en el (Club Hípico) Argentino, íbamos todos al Argentino y pasábamos todo el día ahí, aunque entrara a la pista por 30 segundos, un minuto como mucho”. Su familia la veía entusiasmada y con potencial, por lo que buscaron un jinete de primera categoría que pudiera enseñarle y entrenarla con mejores caballos.

En la zona norte del Gran Buenos Aires, donde vivía la familia, había solo tres entrenadores de primera, explica Lenzi Pra. Por recomendación de un amigo de Juan Lenzi, su padre, llamaron a Fraschina. La primera reunión con el jinete fue en la confitería del barrio privado Campo Chico, en Pilar. Fraschina sacó una notebook y mostró videos de sus entrenamientos. Juan Lenzi recuerda aquel momento en diálogo con la UDI de elDiarioAR: “Me mostró cómo eran los videos, cómo laburaría, cuántos caballos tenía y cómo saltaba. El tipo ya estaba saltando en primera y como jinete es bueno”. Candela quedó contenta, ahora tenía un profesor de primera categoría.   

elDiarioAR contactó a Augusto Fraschina para hacer preguntas y dar lugar a su versión de los hechos y fue derivado con su abogado, Diego Olmedo. El letrado respondió: “Como abogados no damos reportajes mientras las causas estén en trámite. Es una causa muy delicada o son causas muy delicadas y sacar un reportaje aventurando una afirmación no nos parece prudente. Me parece imprudente que Augusto o los representantes de Augusto salgamos a declarar bajo alguna modalidad”.

Foto de referencia. La primera vez que Lenzi Pra montó un caballo fue a los tres años. Su padre, Juan Lenzi, practicaba equitación amateur.

Ante la Justicia, Fraschina sostuvo durante una declaración indagatoria en junio de 2021: “Quiero negar rotundamente todos los hechos”. Fraschina se refirió entonces a las situaciones de supuesto abuso nombradas por Lenzi Pra y negó los hechos imputados en cada ocasión.

Después de algunas clases en Campo Chico, Fraschina le propuso a la familia hacer las clases en su nuevo establecimiento ecuestre, Las Casuarinas, que manejaba con su socio y amigo Javier Rawson, también jinete. Allí la joven podría entrenar con mejores caballos.  

Los martes y jueves, al salir del colegio, y por la tarde, la adolescente de 16 años comenzó a asistir a Las Casuarinas. Fraschina filmaba a su alumna durante el entrenamiento para luego ver juntos el video y detectar cómo mejorar en los saltos. “Una tarde me dijo que fueramos a ver el video al lugar donde yo me cambiaba y ahí mientras estábamos en un sillón viéndolo, se empezó a acercar más, hasta que me agarró de la cintura y de la cara y a la fuerza me dio un beso en la boca”, relató Lenzi Pra en la denuncia que efectuó ante la Justicia. “Esa vez fue solo eso, yo le dije que no, me lo saqué de encima”, agregó en el descargo. Aquel fue el primer abuso de tantos que ejercería Fraschina, afirma la denunciante.

Los entrenamientos continuaron. “Cada vez que yo me cambiaba, él venía al lugar, entraba y me acorralaba y me tocaba, siempre con ropa”, detalla la joven y agrega: “Estaba confundida, no sabía qué hacer porque, por un lado, a mí me encantaban las clases, eran las mejores, era un gran profesor, para mí era muy importante tomar clases con él, lo admiraba mucho y me daba los mejores caballos. Pero, por otro lado, me hacía eso”. 

Foto de referencia. Lenzi Pra se destacó en las competencias de equitación desde pequeña y ganó concursos nacionales en la categoría juvenil. Llegó a representar al país a los 14 años, cuando fue invitada por la Federación Ecuestre Internacional (FEI) a través de su entrenador de entonces, anterior a Fraschina.

Lenzi Pra se quedaba paralizada, dice. Así lo relata a elDiarioAR: “De repente no entendía nada. No entendía qué era lo que estaba pasando, era mi profesor, era alguien que quería mucho y de repente me estaba haciendo algo que yo no quería y aunque le decía que no, él insistía. No es que insistió una vez, sino que ya había hecho varias cosas y me paralizaba, no sabía cómo manejar la situación, no la podía manejar, claramente”. 

Fraschina cambiaba de actitud de un minuto a otro, asegura la denunciante. Apenas salía del cuarto, fingía que nada había pasado, sostiene Lenzi Pra. La clase continuaba y la alumna era introducida en un esquema de premios y castigos. De acuerdo a ese esquema, la joven recibía su clase con los mejores caballos o una simple vuelta al trote.  

Así lo relata en la denuncia ante la Justicia: “Siempre me negaba y le decía que no, pero capaz me decía: ‘Bueno, hoy te voy a prestar tal caballo’, como para que yo tenga un buen entrenamiento y salte bien o quede contenta, y al otro día venía y me hacía lo del abuso y si decía que no, me decía: ‘No, hoy no te doy clases, hoy me tengo que ir temprano’”. 

Engaños

Los abusos no solo sucedieron en “Las Casuarinas”, sostiene Lenzi Pra. Otro episodio ocurrió al regresar de un concurso, según la denuncia. Su padre le pidió a Fraschina que la llevara a su casa, ya que él estaba en el trabajo y no llegaría a buscarla. Fraschina accedió. “Yo no decía nada. No me animaba a decirle a mi papá: ‘No me dejes sola con este tipo’”. Ya en el vehículo con Lenzi Pra, el jinete se desvió del camino a la casa de la adolescente. Ella recuerda que su entrenador le dijo: “Antes tengo que pasar por mi casa”. Hoy la mujer imagina todas esas cosas que cree que debería haber hecho y no pudo: “En vez de tirarme del auto, de patalear, de lo que sea, me quedé en el auto”. 

Foto de referencia. La familia de Brunello siempre estuvo cerca de los caballos. Durante los años 90, lo que era un hobby de su padre, la equitación, se convirtió en el negocio familiar que los sacó a flote económicamente con un establecimiento ecuestre.

Al llegar, Fraschina le dijo: “Bueno, bajá porque yo voy a tardar” y ella bajó, sostiene Lenzi Pra. En la denuncia, relató: “Yo estaba en la cocina de su casa hasta que me agarró de los brazos y me llevó a su cuarto. Él se acostó en la cama boca arriba y a la fuerza me tiró encima. Yo quedé acostada arriba de él, me empezó a tocar y nuestras partes íntimas quedaron una arriba de la otra. Me decía que así le gustaba a él. Me dio un beso y sentí un gusto amargo, su presencia me paralizaba. En un momento, como pude, me paré de la cama y salí de la casa, y después él me llevó a la mía, como si nada hubiese pasado”.

La última vez que Lenzi Pra recuerda que Fraschina abusó de ella, sostiene la denuncia, fue mediante un engaño. La mujer describió ante la Justicia esta situación como “lo peor que me hizo”. A finales de 2010, Fraschina le dijo que organizaría una fiesta de fin de año para la gente de Las Casuarinas. La fiesta sería de día, en una quinta con pileta y se suponía que con más gente. “En teoría nos juntaríamos con personas que montaban en Las Casuarinas, íbamos a ir a una quinta y yo estaba yendo con una chica que conocía del lugar, en su auto”, cuenta la mujer. 

Javier Rawson, socio de Fraschina, mantenía un vínculo en aquel momento con la amiga de Lenzi Pra, también menor de edad, de 17 años, según la denuncia. A mitad de camino, las adolescentes se cruzaron con Rawson y Fraschina, que iban en otro auto. Lenzi Pra dice en la denuncia: “Javier se bajó del auto en que iba con Augusto y me dijo que él quería ir con mi amiga y que yo fuera con mi profesor”. 

Lenzi Pra se sorprendió al ver que estacionaban en un lugar inesperado. “Cuando frenamos me di cuenta de que no estábamos en ninguna quinta”. Era un hotel ubicado cerca de la ruta 8, a la altura del kilómetro 64. El nombre del establecimiento se detalla en la denuncia. “Hasta que entramos no me di cuenta de que era un hotel. Cuando empezaron a hacer el check-in yo le dije a mi amiga que esto no era lo que habían dicho”, asegura a elDiarioAR. El nombre completo de su amiga, quien declaró para ratificar el testimonio de la denunciante ante la Justicia, figura en el expediente pero este medio resguardó su identidad.

Foto de referencia. Después de tantos años de haber bloqueado los recuerdos de aquel día, Brunello asegura que aún no pudo establecer exactamente en qué año sucedió el hecho denunciado, según la denuncia.

En la denuncia, Lenzi Pra sostuvo: “Yo sentía que no le podía decir que no [a Fraschina] y por eso no podía hacer mucho”. Su amiga dijo a la Justicia que los socios se adelantaron al mostrador del hotel para acreditarse y ellas quedaron detrás. Ellos pidieron dos habitaciones: una, supuestamente para ellas, donde se cambiaron, y otra para ellos. Los cuatro fueron a la pileta del hotel. “Ellos sacaron de una mochila un champagne con unas copas y nos quedamos un rato ahí”, recuerda la mujer, y agrega: “A nosotras no nos pidieron documentos ni nada [en el hotel]”.

Luego, según consta en el expediente, ella relató: “Nos metimos a la pileta hasta que mi amiga se fue con Javier y yo me quedé con Augusto. En un momento me dijo que fuéramos al cuarto a sacarnos el cloro. Yo nuevamente me sentí obligada”. Una vez en el cuarto, ella entró a la ducha y él se metió detrás de ella. Lenzi Pra fue abusada, sostiene. Cuando la joven salió de la ducha, se le tiró encima nuevamente, dijo. “Yo me asusté mucho y empecé a llorar y a gritar pidiéndole por favor que no, diciéndole que no quería, pidiéndole por favor que no me hiciera nada, hasta que él se vistió y se fue a otro cuarto”. 

Lenzi Pra fue al cuarto donde estaba su compañera y le dijo que quería irse de allí. Las jóvenes juntaron sus cosas y se fueron. En su declaración, su compañera contó que no hablaron del tema, pero que Lenzi Pra estaba visiblemente angustiada.  

Segunda denuncia

La segunda denunciante, M. Sol Brunello, acusa a Fraschina del presunto delito de abuso sexual con acceso carnal pidió a la UDI de elDiarioAR que se reservara su identidad, la cual consta en el expediente judicial de su caso. Su familia siempre estuvo cerca de los caballos. Durante los años 90, se fueron a pique en términos económicos y lo que era un hobby de su padre, la equitación, se convirtió en el negocio familiar que los sacó a flote con un establecimiento ecuestre. “Nosotros cuidábamos caballos, dábamos clases, ganamos el oficio laburando a la par de mi viejo”, asegura la mujer en diálogo con este medio.

Cuando su padre consideró que les había enseñado todo lo que sabía a ella y a su hermano, la única alternativa para conseguir un instructor fue un antiguo profesor, quien en su juventud fue un destacado jinete. A cambio, ella y su hermano mantenían la caballeriza del instructor ubicada en Campo de Mayo. Allí, la joven tomó clases entre 2004 y 2008. El hecho denunciado habría ocurrido cuando tenía entre 17 y 20 años.

En aquellos años, su regreso a casa desde Campo de Mayo solía ser en el colectivo 57 o a veces con su antiguo instructor. Otras pocas veces la llevó Javier Rawson, una persona conocida de la familia, hijo de un militar de Campo de Mayo que vivía cerca del lugar donde su familia tenía el establecimiento hípico. 

Foto de referencia. Lo que hubiera sido un proyecto de vida, tuvo un punto de quiebre, a pesar de su buen desempeño en las competencias, asegura Brunello, la segunda denunciante.

“La primera vez Rawson me ofreció llevarme a mi casa porque venía para estos lados, no hubo ninguna situación. La segunda vez me pidió hacer un pequeño desvío porque tenía que hablar con su socio, lo que me pareció normal, yo tenía tiempo. Bajó unos minutos de la camioneta gris en la que íbamos y tuvo una charla con alguien en un centro hípico”, dijo Brunello en su declaración ante la Justicia. 

Hubo una tercera y última vez. Ella estaba en la parada del 57 y Rawson salía de Campo de Mayo. Se ofreció a llevarla. “Me preguntó si podíamos pasar a buscar un pasaporte de un caballo, él transportaba caballos”, relató. Se dirigieron a un barrio cerrado sobre la calle Champagnat, camino a la Universidad del Salvador, mientras él hablaba con alguien por handie o Nextel. Llegaron a una casa desconocida para ella. “Me ofreció pasar a tomar un vaso de agua, hacía calor, era casi primavera o verano”, cuenta. Decidió bajar del vehículo. 

Cuando entré estaba en la casa Augusto Fraschina, a quien no conocía [personalmente] pero sí sabía quién era por la revista Equestrian y el entorno de este deporte. Lo conocía de nombre y sabía quién era, pero nada más. Él bajó por la escalera, me tomó el cuerpo y me arrastró a la fuerza para llevarme a la habitación del primer piso. Me hizo subir la escalera, a lo que yo empecé a llamar a Javier Rawson pidiéndole ayuda. Vi que Javier se empezó a reir mientras tomaba agua, hizo un gesto burlón como saludando con su mano, como diciendo ‘qué va a ser’, y se fue, se metió para adentro de la cocina, pasó a través de una puerta creo que corrediza o vaivén”, relató Brunello en la denuncia penal que hizo en agosto de 2024.

Fraschina me arrastró hacia arriba. Una vez en la habitación, comenzó a bajarme el pantalón, tenía su pene afuera, se colocó un preservativo que ya tenía sobre la cama. Yo le decía que no, que me deje, que no quería”, describió en la denuncia. “Me acuerdo que me miraba con cara de sacado, me decía: ‘Dale, dale’”, continuó la mujer en su exposición. Ella se vio atrapada en una habitación. Tenía que salir. Como pudo, logró bajar las escaleras. 

“No había nadie, ya Javier no estaba o si estaba, estaba metido adentro. Agarré mis cosas de la camioneta y me fui caminando”. Aquel recuerdo de cómo regresó a su casa fue para ella una de las más difíciles de recordar: “Sé que me fui caminando, es lo que más me costó recordar, cómo me fuí de ahí”, dice. “Recuerdo caminar pensando: ‘Bueno, esto es que te violen’”.

La UDI de elDiarioAR se contactó con Javier Rawson para conocer su versión de los hechos sobre esta última causa en la que es investigado: “Tengo conocimiento de la causa, no estoy imputado en el hecho que figura ahí en la causa. Se me imputa por una participación que tampoco tengo nada que ver”. A continuación ofreció el contacto de su abogado, Trevor Jones. El letrado contestó en diálogo con este medio: “Es una causa en la que mi cliente, en definitiva, no está imputado de abuso. No está imputado de nada porque no lo han llamado ni siquiera a indagatoria en la provincia de Buenos Aires. La imputación se hace con el llamado indagatoria y no lo han llamado indagatoria y la causa ya fue archivada una vez” y agregó: “La víctima apeló ese archivo y se ordenaron algunas medidas tendientes a determinar, supongo yo, la fecha del supuesto abuso”.

Foto de referencia. Después del abuso que denuncia, Brunello siguió dando clases un tiempo más, incluso a sus 20 años llegó a tener 30 alumnos pequeños a quienes enseñaba a montar. Pero de un momento para otro, dejó todo, abandonó la equitación.

Además, Jones sostuvo: “Nosotros inclusive entendemos que la causa está prescrita, pero bueno, para dilucidar todo este tema nos sometimos a las pruebas y a las medidas que propuso la fiscalía y estamos a la espera de esas medidas”.

Rawson figura como “imputado” en esta segunda causa contra Fraschina, de acuerdo a un documento de la Fiscalía Descentralizada de la Unidad Funcional de Instrucción y Juicio Especializada en Violencia de Género. En el acta de presentación de agosto de 2025, la fiscalía sostiene: “Siendo la primera oportunidad en que toma conocimiento de la causa precedente, es que se le hacen saber los derechos contenidos en el Código de Procedimiento Penal de la provincia de Buenos Aires, y que se le confieren por tratarse de imputado en causa penal”.

Aquel día, al llegar a su casa, la joven se encontró con su hermano menor. “Yo quería contarle, pero no me animé, me dio vergüenza”. Aquél fue el único intento por poner en palabras el abuso antes de reprimirlo durante años: “No lo pude contar y lo archivé automáticamente”. Si bien su hermano no pudo ayudarla en aquel momento, sí lo hizo cuando ella empezó a recordar. “A mí me costó mucho ubicar mi edad en torno a esa época porque por mucho tiempo lo negué, durante mucho tiempo lo reprimí, pero mi hermano me ayudó porque él tiene más recuerdos, porque él viajó más, compitió más y a través de los recuerdos fugaces míos y las fechas en las que mi hermano también participó de diferentes torneos fuimos llegando a una edad mía en donde viví esto”.

Después de tantos años de haber bloqueado los recuerdos de aquel día, asegura Brunello, aún no pudo establecer exactamente en qué año sucedió, según la denuncia. 

Lo que hubiera sido un proyecto de vida, tuvo un punto de quiebre, a pesar de su buen desempeño en las competencias, cuenta. “Fue entre los 17 y 20 años más o menos que a mí me pasa esto, y fueron los años que yo más me había comprometido con la equitación, sobretodo con la enseñanza, hice el curso de equinoterapia y le metí fuerte a entrenar, a aprender y a mi escuelita donde daba clases a chicos desde los tres años”, cuenta.

Luego, la joven siguió dando clases un tiempo más, incluso a sus 20 años llegó a tener 30 alumnos pequeños a quienes enseñaba a montar. Pero de un momento para otro, dejó todo, abandonó la equitación.

“Fue muy fuerte para mi familia, nadie terminó de entender bien por qué, tampoco qué era lo que me pasaba. Me frustré, me cansé, me enojé y ahora puedo decir que para mí yo no había podido digerir esto”, dice. “Vendí mis caballos, todas mis monturas. Regalé mi ropa de montar, mis botas, todas mis cosas”.

Foto de referencia. Tras el último abuso que consta en la denuncia, sostiene Lenzi Pra, Fraschina comunicó a su familia que no podría seguir entrenándola y la recomendó con una profesora.

Después de un viaje largo, quiso retomar la equitación: “Luego intenté volver como profe en otro club, pero ya no fue lo mismo, los tiempos empezaron a apretar económicamente y el laburo no me rendía, había conocido a un chico, quedé embarazada y decidimos venirnos para acá después de que naciera mi hija. Y ahí se terminó la equitación para mí”, cuenta desde su hogar en el interior del país.

En 2023, Javier Rawson participó de los Juegos Panamericanos de Santiago de Chile, donde coincidió con el hermano de Brunello, asegura la mujer. “En Santiago de Chile, fui a ver a mi hermano. Tenía que ir y ver a Rawson ahí. Él me vio, bajó la cabeza. Yo recién acababa de recordar”. 

El silencio

Tras el último abuso que consta en la denuncia, sostiene Lenzi Pra, Fraschina comunicó a su familia que no podría seguir entrenándola y la recomendó con una profesora. Pero ella no logró retomar el deporte y decidió alejarse. Fraschina continuó compitiendo y creciendo en su carrera: “En los concursos me lo he cruzado. Él hacía como si nada y yo también hacía como si nada”, recuerda la mujer. 

Pronto empezaron los vómitos, la depresión. “No se lo contaba a nadie, no se lo contaba a mis papás, amigas, hermanos, a nadie y la única forma que tenía de sacarlo era vomitando. Entonces, estuve muchos años sin poder hablar”. Los padres, preocupados, la llevaron a Aluba, una institución que aborda los trastornos alimenticios. El acompañamiento de una psicóloga y una nutricionista la ayudaron. 

El momento de hablar llegó después de un episodio específico. Su padre recibió un premio en una competencia amateur y se encontró con Fraschina en la pista. Al momento de la entrega de premios, Juan Lenzi se tomó una foto con el jinete y se la envió a su hija por WhatsApp: “Mirá con quién estoy”, le dijo. Al verla, la joven volvió a sentir náuseas. Vomitó. “A la noche tengo que hablar con ustedes”, le respondió. “Fue la primera vez que nos cuenta lo que había pasado”, recuerda su padre en diálogo con elDiarioAR durante una entrevista a mediados de 2025. 

Si sufriste abusos y/o querés aportar información sobre abusos en equitación podés escribir a la UDI de elDiarioAR al correo electrónico denunciasequitacion@gmail.com 

Esta investigación fue realizada gracias al soporte del Consorcio para Apoyar el Periodismo Independiente en la Región de América Latina (CAPIR), un proyecto liderado por el Institute for War and Peace Reporting (IWPR).

ED

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