En honor a la “nonna”: entre cheesecake de pistachos y pizzelles abrió una confitería con el nombre y las recetas de su abuela de 86 años

La NaciónLa NacionLifestyle08/10/20257 Views

“Este emprendimiento es un homenaje a mi nonna. En cada rincón quiero transmitir la calidez única del hogar de la abuela con sus aromas, sabores, decoración y atención amorosa”, confiesa Melina Canfora, de 33 años, al frente de “Casa Pina”, un pintoresco café ubicado en la calle Charcas 4599, en Palermo. El nombre honra a su abuela materna, Josefina Ferraro, una simpática inmigrante italiana a la que todos llaman cariñosamente Pina. “Me siento profundamente orgullosa de ella. Que haya abierto su propia cafetería ya es un logro enorme, pero que además lleve mi nombre es un gesto que me llena el corazón”, dice emocionada la nonna, que pronto cumplirá 86 años y continúa deleitando a toda la familia y comensales con sus deliciosas recetas italianas.

Un viaje a Málaga y encontrar la idea para emprender

Melina es Licenciada en Turismo y Hotelería. Durante diez años trabajó en rubro y en empresas de tecnología. Pero a principios de 2023, preparó su valija llena de sueños y se embarcó en una nueva aventura: un viaje sola por Europa. La travesía duró cuatro meses y para ella fue inspiradora. “Me acuerdo que estaba en Málaga, España y la idea del proyecto gastronómico propio cada vez tomaba más fuerza. Me levantaba y anotaba ideas. Fue un tiempo de autodescubrimiento”, cuenta. Al tiempo, regresó a Buenos Aires convencida de encontrar el sitio perfecto para instalar su espacio. Cada mañana se levantaba a caminar por los barrios porteños atenta a los carteles de “alquiler”. Hasta que un día apareció el indicado en Palermo. Cuando lo encontró fue amor a primera vista y esa tarde dejó la seña convencida de que era una gran oportunidad.

Luego comenzó a darle forma al corazón de la propuesta: el homenaje a su nonna. Jamás imaginó que terminaría contando su propia historia y la de su familia. “Me crie con mis nonnos, siempre fueron mi mayor referente. De chica, todos los fines de semana me juntaba a comer con ellos”, relata. El encuentro siempre era alrededor de una mesa repleta de comida casera: albóndigas, ravioles de verdura, canelones de ricota, ñoquis de papa, milanesa a la napolitana y berenjenas al escabeche. Uno de los momentos más emocionantes era cuando elaboraban la mermelada artesanal de tomates. “Era muy lindo. Siempre la prepararemos con la fruta de la huerta que tenían en Mar del Plata”, dice. Para el momento dulce, no podían faltar las famosas Pizzelles (unas galletitas) hechas con una receta directo de Italia.

El café de especialidad es el fuerte del lugar

De Calabria a Argentina

 La historia de Pina comienza en Calabria. Con apenas once años, partió junto a sus padres y hermanos hacia Argentina, llevando su maleta llena de esperanza de un nuevo futuro. Durante más de 45 años dio clases de corte y confección. “Lo que más me apasionaba era poder enseñar y transmitir mis conocimientos a los alumnos. También disfrutaba mucho de hacer ropa para mí y para mi familia. Siempre sentí un gran amor por este oficio y lo sigo sintiendo hasta el día de hoy. A lo largo de mi carrera confeccioné muchos trajes y vestidos de novia. En 1993 tuve la alegría de publicar mi propio libro de corte y confección”, relata orgullosa. Aunque admite que otra de sus grandes pasiones siempre fue la gastronomía. “Cocinar para los demás me llena de orgullo y hacerlo para mi familia y amigos me genera una satisfacción enorme. Ver cómo disfrutan lo que preparo es una alegría que no se compara con nada”, agrega, quien sigue cocinando con ternura.

Melina y Pina años atrás en Mar del Plata

Para Melina su abuela es su gran pilar y la guía de toda su familia. “Es cariñosa, protectora y atenta en cada detalle, pero también sabe poner límites como nadie. Con su forma tan particular de ser, nos enseñó a valorar lo importante y a mantenernos unidos”, reconoce.

“Vinieron a levantar la cuadra”

“Vinieron a levantar la cuadra”, les confesó una vecina del barrio cuando el 18 de mayo de 2024 inauguraron el café. Cada rincón tiene un valor sentimental y recuerda a la infancia. Hay casetes y vinilos del padre y tío de Melina; libros, revistas, antiguos azucareros, teléfonos y máquinas de escribir, entre otros objetos de otros tiempos. Incluso algunos clientes, con el correr de los meses, se acercaron con obsequios de sifones y latas de galletitas. Hoy tienen nueva vida en los estantes.

En los rincones hay muchos recuerdos familiares

Meli y Pina pasaron tardes compartiendo recetas y diseñando el menú de la casa. La estrella es el café de especialidad, aunque también ofrecen variedad de tés, jugos, licuados y chocolate caliente. En cuanto a la propuesta dulce hay algunas opciones vintage y otras más modernas. La pasta frola de membrillo, los scons y los alfajores de maicena llegan a la mesa y saben cómo un cálido abrazo de abuela. La raíz italiana se encuentra en el tiramisú y en las afamadas pizzelles, que enamoran a todos. Esta última, es la gran especialidad de Pina. Se trata de una galletita con sabor a limón y anís en grano. “Son originarias de la región de Abruzo, Italia, donde nació mi Nonno, César. Se preparan colocando un poquito de masa en un molde de hierro previamente calentado, se apoya sobre la hornalla y se cocinan vuelta y vuelta, no más de 60 segundos de cada lado. Su textura es delicada y crujiente, muy parecida a la del cucurucho del helado”, explica Meli.

Las afamadas pizzelles las retrotraen a la Italia de Pina

Para Pina tienen un valor muy especial. “Es mi receta favorita. Las hago desde que tenía 27 años y, casi 50 años después, siguen siendo una presencia constante en mi familia. Las acompaño con un cortadito o un mate, según el día, y siempre son sinónimo de alegría y cercanía. Lo más lindo es que mis hijas y nietos, al entrar en mi casa, lo primero que hacen es ir directo a la alacena y agarrar algunas pizzelles para picotear con ganas, risa y cariño”, confiesa.

Las pizzelles tienen gustito a limón y anísLa cheesecake de pistachos, una de las más pedidas

Hoy, la cafetería también sorprende con nuevas creaciones, como la cheesecake de pistachos con chocolate blanco, éxito rotundo tras el boom de este fruto seco. También es muy solicitada la cookie “Volcán” con chips de chocolate y un corazón de mousse de chocolate que se derrite en la boca. En cuanto a la propuesta salada, recomiendan probar el chipá con queso azul, el tostón de hongos y el delicioso sándwich en pan de pretzel con jamón, queso y tomate.

Hay chipás y sándwiches salados para las meriendas

Melina reconoce que su abuela le enseñó el valor del esfuerzo y la constancia. “No hay que rendirse nunca”, le repetía como si fuera un mantra de pequeña. “También a valorar el trabajo y a cuidar lo que tenemos”, agrega, quien reconoce que la cafetería le da una felicidad y adrenalina que jamás había experimentado. Como es tradición, esta tarde prepararon juntas las ricas pizzellas con ese sabor inigualable a Italia y su infancia.

Pina y melina disfrutan de muchos momentos juntas en la cafetería

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