El Gobierno israelí aprobó la primera fase del plan de Donald Trump y empezó a implementarla este viernes con la retirada del ejército de alrededor del 50% de la Franja. En un plazo de 72 horas tras el repliegue, Hamas debería liberar a los rehenes a cambio de casi 2.000 presos palestinos
Este viernes a las 12.00 horas de Gaza entró en vigor el alto el fuego pactado entre Israel y Hamas, anunciado en la madrugada del jueves por el presidente Donald Trump. El Ejército israelí afirmó en un comunicado que el cese del fuego empezó y que las tropas están posicionándose en las línes acordadas en la primera fase del pacto, “en preparación para el regreso de los rehenes”.
Es la primera vez que paran los ataques contra la Franja desde el 18 de marzo pasado, periodo en el que fueron asesinados más de 13.500 palestinos.
El enviado especial de Donald Trump para Oriente Medio, Steve Witkoff, confirmó el repliegue del ejército israelí al mediodía y aseguró que comenzó el plazo de 72 horas que tienen las milicias palestinas para entregar a los rehenes, con base al plan del mandatario estadounidense.
La aplicación de ese plan sobre el terreno tiene lugar unas horas después de que el Gobierno israelí diera su visto bueno al pacto en dos reuniones que mantuvo el primer ministro Benjamín Netanyahu con el gabinete de seguridad (encargado de tomar las decisiones sobre la guerra en Gaza) y con todos sus ministros, que se prolongaron hasta altas horas de la noche del jueves.
Los ministros más radicales del Ejecutivo no apoyaron el acuerdo alcanzado por el equipo negociador israelí los pasados días a través de los mediadores –Egipto, Qatar, Turquía y Estados Unidos–, pero su voto en contra no evitó la ratificación final. El ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, ya había confirmado su rechazo al acuerdo en un mensaje en sus redes sociales y había pedido a Netanyahu continuar “eliminando a Hamas” una vez hayan regresado los rehenes.
La portavoz de la Oficina de Diplomacia Pública del Gobierno israelí había explicado en una conferencia de prensa el jueves que el alto el fuego en Gaza entraría en vigor en un plazo de 24 horas tras la ratificación del acuerdo. Asimismo, empezaría el repliegue de las tropas israelíes hasta una línea estipulada durante las negociaciones y, en un plazo de 72 horas, Hamas tendría que entregar todos los rehenes –48 en total, de los cuales solo 20 estarían aún con vida y serían 18 civiles y dos militares–.
Trump dijo el jueves que confía en que la liberación de los rehenes se produzca el “lunes o el martes”. También anunció que viajará próximamente a Egipto para la firma oficial del acuerdo entre Israel y Hamas y acudirá a Israel el lunes para hablar ante la Knéset (Parlamento). Su yerno, Jared Kushner, y Witkoff ya están en Jerusalén y comparecieron junto a Netanyahu para anunciar la ratificación del acuerdo que ellos mismos promovieron.
Horas después del anuncio de un acuerdo de alto el fuego en Gaza por parte de Trump desde Washington, en las calles de Jerusalén Este continuaba el trajín cotidiano, atravesado por un poco de esperanza. Los palestinos de la ciudad y los territorios ocupados separados de la Franja tuvieron que presenciar con impotencia el genocidio de sus hermanos gazatíes durante los pasados dos años, en los que Israel mató a más de 67.000 personas.
Ahora, todos esperan que el acuerdo ponga fin a la masacre. Sin embargo, no confían en que el Gobierno y el Ejército israelíes cumplan con lo acordado y no reanuden la ofensiva contra Gaza tras la liberación de los 48 rehenes (la mayoría de nacionalidad israelí, además de dos tailandeses, un nepalí y un tanzano). A cambio, Israel se comprometió a liberar a unos 1.700 gazatíes que fueron detenidos durante la ofensiva en la Franja y a otros 250 presos palestinos condenados a cadena perpetua.
“Espero que sea el final de la guerra, si Alá quiere, pero no es la primera vez que paran y luego vuelven a empezar [los ataque contra Gaza]”, dice Zeina, una palestina de 19 años, estudiante universitaria, en Jerusalén Este. Lamenta que en los pasados dos años no haya podido hacer nada por ayudar a los más de dos millones de habitantes de Gaza, sometidos a un férreo bloqueo, por lo que incluso las transferencias de dinero desde las otras zonas de Palestina están restringidas.
No creo que sea el final de la guerra, ojalá lo sea, pero pueden volver a empezar después de un mes
Igual de desconfiada se muestra Ghina, una mujer de 48 años que vino a Jerusalén desde la ciudad de Hebrón, en la Cisjordania ocupada, para hacer unas compras: “No creo que sea el final de la guerra, ojalá lo sea, pero pueden volver a empezar después de un mes”. No confía en el Gobierno israelí porque, afirma, rompieron otros acuerdos.
El pasado mes de marzo –después de dos meses de tregua pactada por el equipo de Trump, incluso antes de que el republicano tomara posesión–, Netanyahu decidió reanudar la guerra contra la Franja y redobló tanto las operaciones militares como el bloqueo de la ayuda humanitaria, lo que desembocó en una hambruna en el enclave costero.
No confío en Israel, pero Trump va a ejercer presión porque quiere obtener el premio Nobel de la paz
Ali Abbasi, desde la experiencia de sus 73 años, se muestra más optimista y cree que esta vez será diferente: “Las presiones actuales van a hacer que el acuerdo se aplique con éxito, a pesar de las diferencias”. “No confío en Israel, pero Trump va a ejercer presión porque quiere obtener el premio Nobel de la Paz”, agrega el hombre residente del barrio de Silwan, en la parte oriental de Jerusalén (ocupada y anexionada por Israel).
Hasta ahora, Trump tampoco dio razones a los palestinos para que confíen en él, ya que en el pasado medio año permitió a Netanyahu seguir perpetrando el genocidio en Gaza sin frenos –con armas de EEUU y con su inestimable apoyo diplomático–.
“El Gobierno israelí está en una posición en la que no tiene mucho margen de maniobra: internacionalmente, muchos estados se están posicionando en su contra; en Israel, se está empezando a sentir la crisis económica y hay fatiga, entre los militares y entre la población”, explica Guy Ben-Porat, profesor del Departamento de Políticas y Gobierno de la Universidad de Ben Gurion.
El Gobierno israelí está en una posición en la que no tiene mucho margen de maniobra, muchos estados se están posicionando en su contra
El experto israelí considera que la mayor parte de los israelíes están cansados de la guerra y quieren volver a hacer sus vidas, especialmente los reservistas que fueron llamados para servir en el Ejército en los pasados dos años (las fuerzas armadas necesitaron a decenas de miles de reservistas para poder desarrollar su amplia campaña en Gaza, además de en Líbano, Siria, Yemen e Irán). “La guerra afectó a las familias, a la economía, al clima en el país… Tendría que haber una muy buena razón para justificar su reanudación”, afirma.
Ben-Porat destaca que el hecho de que Qatar, Egipto y Turquía estén detrás del acuerdo lo hace más sólido; y ese respaldo de tres aliados clave de Washington en la región hace que Estados Unidos vaya a impedir que Israel reanude la guerra, “a menos que Hamas haga una locura”.
Agrega que no se pueden tener certezas con “el Gobierno fundamentalista de Israel y con Hamas”, pero el experto confía que, en las actuales circunstancias y con la involucración de la Administración Trump, hay buenas perspectivas de que la primera fase del acuerdo se lleve a cabo.
El Ejército de EEUU anunció que enviará 200 soldados a Gaza para supervisar la implementación de la primera fase y cooperarán con militares de otros países como Egipto, Turquía y Emiratos Árabes Unidos, en el marco del acuerdo alcanzado esta semana en la localidad egipcia de Sharm el Sheij.
Los palestinos han pagado un precio enorme por los ataques de Hamás del 7 de octubre y también Israel está pagando un elevado precio de cara al resto del mundo
“Los palestinos pagaron un precio enorme por los ataques de Hamas del 7 de octubre y también Israel está pagando un elevado precio de cara al resto del mundo”, señala el profesor de la universidad con sede en el sur de Israel. Se muestra optimista con cautela, pero destaca que “el final de la guerra abre muchos interrogantes sobre el futuro de Gaza, también de Cisjordania y de la ocupación” israelí de los territorios palestinos. Agrega que, en esta primera fase, también es necesario reducir la violencia en Cisjordania y hacer que las dos partes vuelvan a la mesa de negociaciones para un proceso de paz más amplio.
El plan de 20 de puntos de Trump para Gaza solo plantea, en última instancia, una muy incierta “vía hacia la autodeterminación y la creación de un Estado palestino”, algo que Netanyahu descartó en reiteradas ocasiones.
Este jueves, el presidente palestino, Mahmud Abás, expresó su “esperanza” de que el acuerdo en Gaza lleve a una solución que ponga fin a la ocupación israelí de los territorios palestinos y permita el establecimiento de un Estado palestino, que incluya también la Franja de Gaza. Además, reivindicó que la soberanía de Gaza pertenece al Estado de Palestina, cuyo representante reconocido internacionalmente es la Autoridad Palestina, encabezada por Abás y que gobierna con poderes limitados en Cisjordania.
El Gobierno israelí confirmó que entre los presos palestinos que serán excarcelados en virtud del acuerdo no estará el político veterano Marwan Barguti, en prisión desde 2002 y condenado a cinco penas de cadena perpetua. El exponente del grupo político Al Fatah goza de popularidad entre los palestinos y es visto como un posible sucesor de Mahmud Abás, en el caso de que se celebraran elecciones presidenciales en Palestina (los últimos comicios fueron en 2005).
Cientos de personas se reunieron en la llamada plaza de los Rehenes de Tel Aviv para celebrar el acuerdo, aunque el Foro de las Familias de los Rehenes y Desaparecidos advirtió que “la lucha no terminó y no terminará hasta que el último rehén regrese”.
En los pasados meses, la agrupación apoyó incansablemente al presidente Trump (y lo nominó para el premio Nobel de la paz) y confió en su capacidad para lograr un acuerdo que salvara a sus seres queridos, después de que Netanyahu y su Gobierno ultranacionalista boicotearan varias rondas de negociaciones en los pasados meses.
Es más, Netanyahu decidió continuar la guerra y ampliarla, lanzando una ofensiva para conquistar Ciudad de Gaza, que acogía a más de un millón de palestinos y, muy probablemente, a algunos de los rehenes. Se desconoce en qué estado se encuentran los 20 rehenes que las autoridades calculan que siguen vivos, pero parece que Hamas los tiene localizados para proceder a su puesta en libertad en el plazo estipulado tras la entrada en vigor del alto el fuego. Sin embargo, recuperar los cuerpos de los fallecidos puede ser más complicado, tal y como el propio Trump admitió.
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