Entre viñedos, una mesa inolvidable para celebrar el fin de año

Transición, renovación y la cosecha de momentos vividos en un año que se despide. Con esas sensaciones, Lucila Crespo Derderian y Daniel López −creadores de Lûminis, empresa de ambientación de eventos− diseñaron una mesa de fin de año para 30 comensales en los viñedos de Bodega Gamboa.

“Todo comenzó cuando ví en redes sociales una mesa imperial larguísima de un casamiento en La Toscana. Pensé: sería increíble recrear algo así en Argentina, con nuestra impronta”, comenzó Lucila.

Las flores elegidas para la mesa fueron las scabiosas moradas y los girasoles.

“El equipo que armamos fue un lujo. Cada uno aportó desde su expertise para dar vida a esta propuesta. Decidimos apostar por el monocromo verde, tendencia absoluta esta temporada”.

Para las copas se diseñó especialmente una cinta con el nombre de su comensal. Diseño del abanico y cinta (Lemontea). Vajilla (La Melange).

“La papelería siempre eleva una mesa. Le aporta delicadeza y un toque formal. En lugar del clásico menú, elegimos algo distinto: un abanico con borla verde y la palabra ‘Celebremos’, el espíritu de la propuesta”.

“Me encanta la idea y la veo mucho en eventos europeos: combinar un vaso bajo con una copa alta. Visualmente queda más lindo que dos copas, se sale de lo clásico y me divierte más

Para sumar formalidad, el mantel hasta el piso era un innegociable: lo confeccionaron en tussor con rayas, un detalle que aporta carácter y se integra con las sombrillas haciendo juego.

Al pie de la mesa, canastos inspirados en los locales del pintoresco pueblito de Gordes, en Francia, con alcauciles −última tendencia− como protagonistas.

En pleno proceso creativo, Lucila se sintió más conectada que nunca con el presente y decidió sumar un detalle inesperado: unos delphiniums azules, flores poco comunes en el mercado. “Le dieron ese aire silvestre que buscaba. Son de mis favoritas y están en su mejor momento”, asegura.

Margarita, la hija de Lucila y Daniel. Para acompañar: acelga, delphiniums azules, hortensias y molucellas que aportan frescura y color.

A 65 kilómetros de Buenos Aires, la bodega fue el escenario elegido por los ambientadores por sus paisajes únicos. Ubicada entre Cardales y Campana, cuenta con seis hectáreas de viñedos en expansión, donde crecen cepas como pinot noir, cabernet franc y malbec.

“Con Diana de La Melange, quien nos dió la vajilla, decidimos hacer algo que nos gusta mucho: un mix and match combinando distintos modelos de platos dentro de un mismo estilo

“En la bodega nos sentimos como en casa. Nos inspiró la idea de una mesa de fin de año donde amigos se reencuentran, y qué mejor que una mesa larga que invite a compartir”. Sin duda, el momento más especial llegó al colocar los últimos arreglos florales y ver la obra terminada: elegante, integrada al paisaje y lista para celebrar.

Los espárragos, ajos y uvas le dieron un toque colorido y original a la mesa. Los objetos de cerámica de Huella Atelier, acompañados por velas artesanales en tonos verdes (Nadis Tierra y Cuerpo), se integran con las curvas naturales de las frutas y verduras, creando una armonía orgánica que parece brotar del paisaje.

“Después de una década de recorrido, hacer siempre lo mismo nos aburre. Somos unos apasionados de apostar por la novedad y, aunque la mesa conserva su estilo imperial, siento que innovamos con otros recursos como el gran mantel a rayas, las sombrillas, las flores, y las frutas y verduras cuidadosamente elegidas”.

A la izquierda, un camino de hecho de chauchas adornando la mesa. A la derecha, Daniel añade los últimos toques especiales. Vajilla (La Melange).

“Con Dani tenemos tanta conexión que a veces nos entendemos sin palabras. Este trabajo despertó su faceta más creativa y sensible. Me emocionó ver que había hecho un camino de uvas en el centro de la mesa tal como lo hubiese imaginado yo”.

Lucila Crespo Derderian de Lûminis

“Mi mejor momento es cuando creo con mis propias manos. Me siento en una nube, en una especie de trance que disfruto intensamente. Como quien pinta un cuadro, creo mi obra rodeada de flores, objetos y textiles que despiertan mi inspiración”, confesó Lucila, emocionada. En la foto, Lucila, Daniel y su hija Margarita.

Lucila y Daniel buscaron el equilibrio justo: una mesa que conserve su elegancia pero sin perder cercanía. “Bajamos el lujo a tierra con detalles simples, como candelabros y velas largas que aportan calidez y un toque formal. Ese contraste entre lo sofisticado y lo rústico define nuestro estilo”.

“El verde de la mesa se inspiró en el color del viñedo y los detalles en borgoña evocan sus uvas moradas. Queríamos que las sillas acompañaran el estilo de la mesa: elegante, pero integrada a su entorno. Las Luis XV son la combinación perfecta entre lo formal y lo rústico”.

Una mesa que se funde con el paisaje del viñedo: textiles en tonos verdes y detalles naturales que dialogan con el entorno para crear una experiencia única al aire libre.

       

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