Fue en plena pandemia. La pareja de intelectuales se había instalado en Miramar, localidad natal de Andrés, para transcurrir aquel tiempo incierto junto a su pequeña hija. Inmersos en la naturaleza y la magia exuberante del Bosque energético de la zona, el nombre de la editorial salió fácil.
La chispa inicial fue el diario de un amigo: el dramaturgo, escritor y cineasta Santiago Loza, que había escrito sobre una larga internación. Su Diario Inconsciente, escrito 20 años después de la experiencia, rompió con la convención de que un diario debe ser un registro inmediato. Este “falso diario” fue entonces la “pista de despegue” que les demostró la plasticidad del género y los impulsó a pensar la editorial.
Sin un modelo de negocio previo ni saber del todo como funcionaba en la práctica el proceso de imprimir, aprendieron sobre la marcha a ser Bosque Energético, un sello editorial que apuesta a publicar diarios íntimos de diversos autores. Los libros tienen un recorte temático, un enfoque que funciona de guía.
Lo más atractivo de este proyecto, que no para de crecer, es la invitación al lector a observar a la par del autor. A ser parte de sus registros personales. De su mirada insistente durante un recorte de tiempo, que plasma una especie de oda a lo más sagrado. A una perspectiva íntima, cotidiana, sobre un tema.
Este “falso diario” fue entonces la “pista de despegue” que les demostró la plasticidad del género y los impulsó a pensar la editorial
Entonces la escritura cobra valor al calor de la contemplación, la observación, la reflexión, la olvidada lentitud. Y se vuelve casi una filosofía de lo particular.
Con el plus de que los fundadores se propusieron romper con la tradición de publicar diarios de autores que ya no están, enfocándose en la obra de escritores vivos. Se busca así explorar fronteras y posibilidades, indagando en el género de manera activa, y fusionar estilos con el de ensayos, novelas e incluso poesía.
El resultado superó todas las expectativas. El boom fue exponencial. Con tiradas que pasaron pronto de 500 a 1500 ejemplares, varios libros agotados y reediciones.
A pesar del crecimiento, Eugenia y Andrés se aferran a su espíritu artesanal, manteniendo la lectura y la selección de cada manuscrito en sus propias manos para preservar la cercanía con el proyecto y sus autores.
¿Por qué fascinan a los lectores, qué imán producen los diarios íntimos, entre los cuales se encuentran el recientemente publicado Diario de Menopausia, de Laura Wittner, y Diario del abandono de Leopoldo Brizuela?
Veamos cómo lo interpretan ellos mismos. Con ustedes, Andrés Gallina y Eugenia Pérez Tomás.
–¿Cuándo se dieron cuenta de que tenían entre manos una buena idea?
Eugenia: –Al principio, la gente preguntaba qué más íbamos a publicar, como si no pudiera ser concebida siquiera una editorial sólo de diarios. Fuimos demostrando que sí, fortaleciéndonos en la idea de que queríamos profundizar y explorar los bordes del diario. Es cierto que, mirando el mapa editorial, los diarios íntimos suelen ser solo una colección menor dentro de una galaxia mucho más amplia donde la narrativa, entendida como el discurso que organiza la acción, está en primer plano.
Andrés: –Nuestra idea fue convertir lo que en otras editoriales es solo una colección en todo el proyecto editorial. Sí teníamos la idea de pensar géneros vecinos, como las memorias, las cartas o el género epistolar, que funcionan como satélites alrededor del diario íntimo.
E: –Vimos que había mucho interés en la lectura de diarios. Y algo que uno puede deducir es que todo escritor o escritora en algún momento lleva un diario.
–¿Qué creen que atrae a los lectores?
A: –Es un género muy democrático en la relación que establece con la escritura, porque mucha gente que no escribe lleva un diario. Les resulta algo cercano, que reconocen enseguida. De hecho, el primer vínculo de muchos con la escritura es el diario de la adolescencia o la infancia, el famoso “diario del candadito”. Así que hay algo que parte de nuestra posición como lectores, de leer diarios siempre y sentirnos convocados por esas publicaciones.
E: –En general, los diarios suelen estar asociados a obras póstumas, que salen a la luz cuando el autor ya no está. Tiene ese halo de secreto y de lo inconfeso. Nosotros empezamos a pensar lo contrario: publicar un diario íntimo de alguien que está, con el que se puede dialogar y que tiene una relación con su obra, si la hay.
A:–El impulso vino también de la práctica propia, ese borde entre diario y cuaderno, e incluso el propio diario que uno lleva a veces en notas del celular. Entre los dos, fantaseamos con un diario de crianza cuando fuimos padres. Pero lo que nos llevó a pensar un catálogo fue el diario que teníamos cerca, el de Santi Loza, que es muy amigo nuestro.
E: –Fue un gesto poco premeditado, en 2020, plena zozobra mundial. Queríamos tener una editorial, pero si lo pienso, no hubo ningún tipo de plan de negocio ni identidad visual al principio. Se fue dando a medida que lo necesitábamos.
–¿Cuál fue la idea clave para la catarata de publicaciones que vinieron después?
–La clave es la relación entre un autor o autora que pasa un tiempo determinado observando un objeto, un tema, una experiencia o una práctica, y cómo lleva esa observación en el día a día. Salimos en octubre de 2022 con Diario Inconsciente y poco después con Diario de los 15 de I Acevedo, que escribe este diario a los 15 años: rompiendo el mandato de la fiesta o el viaje, elige una computadora para convertirse en escritor prematuro. Es una especie de diario de escritura que llama a la aventura de escribir.
–¿Y cómo vivieron el crecimiento que vino después?
A/E: –Hicimos 500 ejemplares de los dos primeros libros, y ambos se agotaron. Diario Inconsciente va por la cuarta edición. Ahora estamos haciendo tiradas de 1500, lo cual es un número grande, comparable a lo que hace un sello grande para una novela. Hay algo de herencia punk en esto: aprender el oficio haciéndolo. La diseñadora planteó una identidad con tipografía estallada y colores flúo. Numeramos los libros para establecer una serie. El logo remite a los libros y también a los palitos con los que la gente experimenta la energía magnética que hay en el Bosque Energético de Miramar, de ahí el nombre. Las metáforas son varias.
–¿Cómo seleccionan lo que publican, ya está escrito, lo encargan, lo encuentran?
E: –Hay diarios más puramente diarios (que no estaban siendo pensados para la edición) y otros que trabajamos desde cero en el plan de edición, revisando cierta práctica o la observación a los fines de la escritura. Ambos recorridos son válidos. El gesto medio punk tiene que ver con el arrojo de poner algo reservado a la intimidad sobre la mesa, buscando una posibilidad más porosa de exploración, sin buscar un resultado o un efecto. El diario es un gran dispositivo y por eso se camuflan novelas o ensayos ahí dentro.
–¿Cómo explican que funcione esta propuesta en pleno reinado del scrolleo?
A/E: –Carlos Ríos (Diario de los Chapuzones) contaba que el diario es una forma de tramitar el síntoma de una época fragmentada y de pura información. Allí se puede narrar algo más que mediante el fragmento y la experiencia efímera. Se aleja de las plataformas en ese sentido. Además se trata de un catálogo que está sostenido por autores y autoras increíbles. Nos interesa la relación del diario con un autor o autora.
A:– En una época de “tiranía de la acción” de las plataformas, el diario es un género que valora o pone en primer plano el registro de la interioridad. El de Carlos Ríos, por ejemplo, es una oda a la lentitud y a la posibilidad de otros tiempos.
–¿Saben si hay lectores sub30?
A/E: –Sí, sí hay y sub20 también. Damos talleres de escritura y vemos el cruce de diferentes generaciones y búsquedas. Nosotros pasamos los 40 y nos da esperanza ver avidez de estas nuevas camadas que se pensaría que ya no leen. Y nos súper entusiasma.
–Volviendo un poco al modelo de negocio, ¿cómo se armó esto que ahora es su medio de vida, además de la docencia?
E: –Nunca lo pensamos como un negocio, ya que no tiene que ver con nuestra formación. Andrés estudió Letras e hizo un doctorado en Historia del Arte, yo soy directora de teatro, escritora y doy talleres. Sin embargo, nos pasó rápidamente tener que reimprimir para poder seguir. Estamos editando uno cada dos meses (seis libros al año) y reimprimimos con frecuencia, entrando ocho veces a imprenta este año.
A: –La verdad es que es muy artesanal cómo lo hacemos. No queremos perder eso. Nos llegan un montón de diarios que tenemos sin leer. Queremos que siga en nuestras manos, en nuestra mirada. Trabajamos mucho mano a mano con el autor o la autora. Como en el caso de Diario de Menopausia de Laura Wittner o de Diario de Novela de Sabina Urraca (una de las escritoras españolas jóvenes más fuertes). A ella la invitamos a mudarse al diario porque lo que escribía en el taller de dramaturgia no era una obra de teatro, sino que estaba en los bordes. Y fue un acierto. Otro caso es Diario de una aprendiz de señas. Hay algo de un argumento irracional, ya que la autora se anota al curso sin saber muy bien por qué, y en la escritura va descubriendo el porqué de esa resonancia. Ese vínculo entre lo particular y lo universal es algo para lo que del diario que es muy noble.
–¿En qué consiste la operación de editar algo tan íntimo, como lo viven ustedes?
A: La apuesta al secreto es lo atractivo, a espiar esa mirada íntima. Pero la operación es la contraria al diario purista, que sería el “vómito de la escritura” sin corrección. Aquí, se trata de un gesto puramente literario, que busca reivindicar el diario y sacarlo de esa zona enclosetada.
E: Nuestra apuesta es desmontar el pensamiento binario de verdad versus mentira, realidad versus ficción, íntimo versus público. Se supera apostando al género en sí mismo y a aguijonearlo desde el interior.
–¿Qué planes tienen para el futuro?
A: –Tenemos varias ideas estructurales. Una es una colección de diarios de traducción, para traducir diarios contemporáneos de otras lenguas. Queremos empezar con autores que estén produciendo hoy, es decir, no póstumos.
E: –Una fantasía que tenemos es montar una librería que sea solo de diarios íntimos, haciendo un rescate de todas las editoriales. En cuanto a próximos libros, sale Diario de Alaska, de Lara Segade, sobre maternidad. También publicaremos un diario de Larisa Cumin, Diario de las flores del mar, sobre la vegetación y cómo armar un hogar. Y por primera vez, un segundo libro de un autor de la casa, Diario Chino, que es un diario de viaje de Santiago Loza.
A: Nos gustaría hacer algún libro más de arte objeto. Y también un libro más de investigación o teoría sobre diarios íntimos, explorando la relación con el cuaderno de artista.
Así, desafiando fronteras e indagando nuevos géneros, el futuro de la editorial se proyecta frondoso, con nuevas ideas para seguir buscando un antídoto a la fugacidad, una pausa que devuelva al lector al placer de la lentitud y a la mirada interior en un mundo de constante ruido y velocidad.