
Ocurre que una niña en un colegio de Sevilla decide algo tan extremo como quitarse la vida. Nuestra mente vuelve entonces la mirada a aquel episodio infantil en el que por ser la nueva, torpe, tímida, formal o extravagante, envidiable, cualquier rasgo que de pronto despertó agresividad en una compañera, te viste rodeada de inquina y burla. Aún más escuece este asunto si dedicamos el pensamiento a la vida escolar de nuestros hijos, al sufrimiento que durante un tiempo fue secreto y que nos desvelaron cuando el peligro había cesado.






