
Monistrol de Calders, un pequeño pueblo de menos de 800 habitantes en el interior de Barcelona, acurrucado entre montañas y del que brotan una treintena de fuentes de agua, va a saborear una paz aún más rotunda de la que ya conoce: la paz del cementerio. El Ayuntamiento ha acogido con entusiasmo la propuesta de un grupo de inversores de origen chino afincados en Cataluña para construir, en el entorno de una antigua masía ahora ocupada, un camposanto que seguirá los principios del feng shui y en el que reposarán los restos mortales, entre otros, de miembros de la comunidad china. Si sale adelante, será el primer cementerio de esas características en España; en Europa ya existe uno desde 2014 en Zwolle (Holanda).






