La crisis que vacía al Hospital Durand: “Es el peor momento en veinte años”

elDiarioAREl Diario Ar18/10/202510 Views

Con servicios cerrados, falta de enfermeros y riesgo sanitario, los trabajadores de uno de los mayores centros de salud de la Ciudad denuncian el abandono del Gobierno porteño. “Los pacientes se infectan, los enfermeros se van y nadie responde”, advierten.

“Es el peor momento en los 20 años que llevo trabajando en el hospital”, dice Luis Ortíz, delegado de ATE y enfermero del Hospital General de Agudos “Carlos G. Durand”, uno de los centros de salud más importante de la Ciudad donde al mes se realizan 7.000 consultas por guardia, 6.000 extracciones por laboratorio y 1.000 hemodiálisis. 

Profesionales que se van por los bajos salarios, falta de enfermeros y personal administrativo, pasillos y ascensores sucios, servicios que dejaron de funcionar, déficit de camas, es la situación que describen los trabajadore del Durand, ubicado en el barrio de Caballito y que depende del Gobierno porteño.

La falta de enfermeros especializados obligó a cerrar camas críticas: en Terapia Intensiva de adultos, de once camas disponibles, solo ocho están habilitadas. “Somos 4 enfermeros para las 11 camas, cuando debería haber 1 cada 2 camas”, explica. Rubén Ángel Díaz, enfermero de esa misma unidad, coincide: “Antes éramos 12 en el área. Ahora somos solo 5. Hay 10 camas habilitadas en una sala preparada para 21, simplemente porque no hay enfermeros suficientes”.

En las áreas pediátricas la situación es similar. “No podemos dejar dos enfermeras con ocho nenes entubados los fines de semana, es una locura”, señala Ortíz sobre Terapia Pediátrica, donde solo ocho de dieciséis camas están habilitadas. En Neonatología, de veinte encubadoras apenas diez se usan. “La falta de enfermeros en áreas críticas es gravísima”, agrega.

Uno de los casos más delicados es el servicio de Recuperación Cardiovascular. Desde hace tres años sólo cuenta con un enfermero jefe que trabaja por las mañanas. Tampoco tiene los siete médicos recuperadores que solía tener el servicio. Esto significa que cuando se realiza una operación coronaria el paciente sólo puede estar unas horas en ese servicio de recuperación y luego es trasladado a la unidad coronaria. Mario Acosta, cesanteado recientemente del hospital, alerta: “Los pacientes que se operan a corazón abierto necesitan cuidados intensivos 24 horas con un enfermero exclusivo. Sin ese servicio, el riesgo de muerte es real”.

Los trabajadores del Durand denuncian que muchos pacientes tienen que ser atendidos en los pasillos.

Sobrecarga laboral y desvalorización profesional

La falta de personal también genera una sobrecarga extrema. “Cada mes se van tres enfermeros. Están mal pagos, no se les reconoce la actividad crítica y terminan trabajando los 365 días del año”, denuncia Ortíz. Durante fines de semana y feriados, los enfermeros cobran entre 600 y 700 mil pesos, pero sin francos compensatorios. “El Gobierno no contrata personal. Falta voluntad política”, agrega.

Díaz describe cómo esto afecta directamente la atención: “Por ley, un enfermero debe tener como máximo dos pacientes a su cargo. Ahora llegamos a atender tres. Se nota el mal cuidado. Al paciente se le reduce el tiempo de asistencia. Si no le hacés la rotación corporal, empieza a tener lastimaduras. Y eso también previene la neumonía”.

Acosta remarca la desvalorización en servicios especializados: “Había un equipo formado, con amor por el servicio, pero empezó el vaciamiento. Después de la pandemia, bajaron a la mitad el sueldo de los médicos y empezó el éxodo. Había mucho amor por lo que hacíamos, pero no se come con amor”.

Vaciamiento de infraestructura y recursos

La crisis alcanza también a la infraestructura y los recursos hospitalarios. “Aunque tenemos un resonador nuevo, no hay administrativos para atenderlo las 24 horas. Entre los compañeros lo manejamos como podemos; los técnicos terminan haciendo de administrativos”, explica Ortíz.

El ministro de Salud porteño, Fernán Quirós inaugura el resonador del hospital, pero muchas veces no se puede utilizar porque no hay personal administrativo.

La guardia del hospital carece de camas adecuadas y personal para el triaje. “Falta de todo, hasta tecnología para usar la historia clínica electrónica”, añade. Díaz confirma la improvisación diaria: “Médicos trabajan como camilleros; enfermeros hacen tareas de laboratorio; técnicos de laborarios terminan haciendo tareas de servicios generales llevando materiales al depósito. No existe la figura del técnico de guardia, entonces todo se improvisa”.

Acosta denuncia que los traslados postquirúrgicos son riesgosos: “Operamos y llevamos al paciente a recuperación, que está a 20 metros. Lo ideal sería que se quede ahí hasta recuperarse, como antes. Pero al día siguiente lo bajan a la unidad coronaria. El recorrido se hace por pasillos donde circula basura y ropa sucia. El ascensor es un foco infeccioso”.

En enero, muchos pacientes terminaron durmiendo en los pasillos por la falta de aire acondicionado.

La precariedad sanitaria también preocupa. “Todo el mundo se infecta en el Durand. La KPC, una bacteria intrahospitalaria, es letal. Todo paciente que entra al Durand, a los tres días tiene KPC. El que tiene las defensas bajas está totalmente expuesto”, alerta Acosta.

Además denuncian que la limpieza es insuficiente: “Deberían ser 140 personas y son 70. Si limpiaran los ascensores cada dos horas, sería otra cosa. Pero no alcanza”, agrega.

El impacto en los trabajadores es inevitable. “Estamos todos cansados del manoseo. Para que nos reconozcan tenemos que recurrir a la justicia, que nos da vuelta la cara. Los enfermeros se están yendo”, señala Díaz. Y Ortíz concluye: “El hospital está vacío. La enfermedad aguda pasa a ser crónica por el vaciamiento y la falta de voluntad política”.

LN/MG

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