Ha entrado esta tarde Ramon Besa en la sala de actos del Col·legi de Periodistes de Catalunya, con más gente del ramo conocida que en Todos los hombres del presidente o Primera plana, y ha parecido que avanzaba por el túnel de vestuarios viniendo de un partido especialmente glorioso. No era para menos: la profesión se reunía para arroparle, aplaudirle (e incluso jalearle en algún momento) en la entrega del que podría considerarse el más alto reconocimiento que un periodista puede recibir, el que le dan sus propios compañeros, el Premio Oficio de Periodista del Col.legi de Periodistes de Catalunya.