Charly Garcia eligió abrir su disco Piano Bar con Demoliendo hoteles. El tema arranca con el golpe seco de la batería que da paso a los primeros acordes del bajo. Entonces sí, arrancaba la voz de Charly con toda su potencia: “Yo que crecí con Videla…”, decía ese primer verso. Era el año 1984 y ese tema era una invitación a sacudirse todo el espanto que habia dejado la dictadura militar. Frente al oscurantismo de los genocidas, Charly aterrizaba con un disco de fondo blanco y letras multicolores. La democracia había llegado y estaba ahí para vivirla, para cantarla y bailarla. La elección de ese tema para abrir el disco dice mucho. Marcó a una generación que aceptó ese invitación a tirarse de cabeza a hacer pogo con Demoliendo hoteles y celebrar esa flamante democracia.
El lunes pasado, el presidente Javier Milei eligió el mismo tema, Demoliendo hoteles, para abrir el show con el que el se subió al escenario del Movistar Arena. La excusa oficial, presentar su libro, “La construcción del milagro”. La no oficial, revitalizar a las Fuerzas del Cielo tras la derrota a manos del peronismo en la provincia de Buenos Aires.
El Presidente llegó saltando entre la multitud cercado por un corralito armado, precisamente, por las Fuerzas del Cielo, ese intento de emular una guardia pretoriana comandada por el twittero libertario Daniel Parisini, es decir, el Gordo Dan. Remeras bordó y mucha testosterona abrieron paso para la entrada de Javier Milei quien se enfundó no una, sino dos camperas de cuero, para que quede bien claro su espíritu rockero seguía bien intacto.
Ya en el escenario, pantalla gigante reproduciendo el rostro sudoroso y llamaradas de fuego sobre los costados, el Presidente de la Nación tomó el micrófono y casi desencajado de fervor cantó: “Yo crecí con Videla…”. El resto de la letra tuvo que pispearla de reojo y algunas partes quedaron sin cantar.
El Presidente cantó –¿cantó?– una canción que habla de demoler todo lo que dejó la dictadura. Es el mismo Presidente cuyos diputados visitan genocidas en las cárceles y que tiene una vicepresidenta que mantiene contacto con represores, como hoy Emilia Delfino cuenta en este diario. Podrá decirse que Victoria Villarruel hace tiempo que dejó de pertenecer al Gobierno pero lo cierto es que fue su compañera de fórmula.
La escena transcurrió además cuando apenas habían pasado 24 horas de la renuncia de José Luis Espert a su candidatura como diputado por la provincia de Buenos Aires. No es un dato menor. Espert era hasta una semana atrás una de las personas más influyentes del ecosistema libertario. Fue elegido para pelearle al peronismo nada menos que el principal distrito electoral del país y ocupaba la presidencia de la estratégica comisión de Presupuesto del Congreso, cargo que, como su candidatura, perdió acorralado por las denuncias que lo vinculan con el presunto narcotraficante Federico “Fred” Machado, una relación de la que Sebastián Lacunza viene dando cuenta desde fines de julio en este medio.
Por esos días, el Presidente esperaba que los Estados Unidos de su amigo Donald Trump terminara de confirmarle un salvataje económico que lo ayude a llegar sin exceso de sobresaltos los días que le restan hasta las elecciones del 26 de octubre. Esto es contener la presión para que el dólar no salga disparado de un esquema cambiario fijado con forceps.
Pero mientras todo esto ocurría el Presidente quizás debe haber pensado que los gustos hay que dárselos en la vida y que si ese anhelo juvenil de ser un rockstar no pudo ser cumplido en tiempo y forma, que mejor momento que este lunes 6 de octubre.
El Presidente no tuvo reparos en poner al servicio de esos sueños algunas de las canciones más bellas de la música popular argentina, incluidas las mágnificas versiones punk hechas por Ataque ’77. A lo largo de casi una hora Javier Milei y la denominada Banda Presidencial –que incluye entre sus miembros a dos diputados nacionales– mecharon un tema tras otros mostrando destreza para pifiar notas y desentonar. El show tuvo también sus propias versiones, como cuando al Presidente se le ocurrió cambiar el estribillo de Dame Fuego de Sandr0 por “kuka tirapiedra”.
Todo el evento fue transmitido en vivo y en directo por la Televisión Pública y el video completo se puede encontrar en la página oficial del canal.
Para el Gobierno, la presentación fue un éxito total. El Presidente volvió a encender a los suyos, escribió Pedro Lacour aqui sobre el clima que se vivió en la Casa Rosada. Pero a miles de kilómetros, en Estados Unidos, los demócratas quedaban estupefactos al ver las imágenes que llegaban desde Argentina. En vano reclamaron que la administración Trump no podía entregar un salvataje a un país cuyo presidente protagonizaba semejantes escenas.
El oficialismo necesita de ese dinero para evitar que uno de sus principales caballitos de batalla, mantener un dólar estable y frenar la inflación se desarme antes de que los argentinos lleguen a las urnas. Pero a pesar del entusiasmo del Presidente, los últimos datos no parecen alentadores. Dos encuestas muestran un mal pronóstico. Una de ellas es la de Nueva Comunicación, la consultora que más se acercó al resultado electoral de las pasadas elecciones bonaerenses. Allí, Milei aparece con una 65,9% de imagen mala y muy mala frente al 45,2% del gobernador Axel Kicillof.
La encuesta aporta otro dato. El candidato del peronismo, Jorge Taiana figura ganando la provincia con 43,1% de los votos frente al 28,3% de la dupla Santilli-Reichardt que, al momento del estudio, no había sido definido quien iba a encabezar la lista violeta.
Otra encuesta de Zuban Córdoba conocida esta semana también muesta el aumento de la imagen del Presidente: 63,2%. La de su hermana Karina es peor: 70,4%.
Días después del show presidencial, la corista de la banda, la diputada Lilia Lemoine, volvió a trenzarse en la Cámara de Diputados con sus archienemigas, las exlibertaria Marcela Pagano y Lourdes Arrieta –conocida por llevar un patito de goma en la cabeza y una de las que visitó a los represores en la cárcel de Ezeiza cuando aún estaba en el partido violeta–.
La escena ya es parte del folklore del fraccionado universo libertario del Congreso. Una de ellas pasa caminando, la otra dice que la empujo, alguna filma con su celular, otra saca entronces su teléfono y se abalanza también para filmar, que fuiste vos, que vos empezaste primero…
Este 17 de noviembre se cumplen 15 años desde que Graciela Camaño le asestó a Carlos Kunkel un sopapo en medio del recinto. La diputada contó después que lo hizo agotada por el permanente acoso del legislador kirchnerista cada vez que ella hablaba, una practica bastante habitual en el Palacio legislativo que consiste en murmurar por lo bajo para desconcentrar al orador. Camaño pidió disculpas cuantas veces pudo, se mostró avergonzada por su comportamiento y aseguró que de ninguna manera la actitud de Kunkel justificaba el sopapo.
El Congreso de la Nación no es un lugar ni de santos ni de buenas costumbres. Pero lo que dejó en evidencia esta semana lo ocurrido en el Movistar Arena y el recinto de la Cámara de Diputados es la forma en que el Presidente y sus libertarios conciben la política. Un lugar donde volver a sentirse jóvenes otra vez.
MG
....
Si quieres seguir leyendo la nota original pincha AQUI