Tiene una jeta sideral. Y una caradura que haría las delicias de los artistas que esculpen con mármol de Carrara. Yolanda Díaz, que hasta antes de ayer, como quien dice, negaba cualquier tipo de validez al plan de paz de Donald Trump para Gaza, ahora resulta que pierde esa parte de la anatomía donde la espalda pierde su casto nombre para apuntarse poco menos que el tanto. La vicepresidenta segunda del Gobierno Sánchez y ministra de Trabajo se aplica el cuento de su superior jerárquico y cambia de opinión como de colores el camaleón. Nada más conocerse la intención del presidente de los Estados Unidos y del primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, para facilitar el alto el fuego en la franja de Gaza, la líder de Sumar puso su cara más intensa y salió a tarifar en contra del acuerdo previo entre ambas potencias: Europa y la comunidad internacional no podemos legitimar esta farsa, no podemos aceptar un plan que excluya a los palestinos, ni una paz que solo busca consolidar la impunidad de Israel. Por eso decimos alto y claro, no al plan de Trump y Netanyahu. Sin embargo, nada más cristalizarse el acuerdo para esa zona y que se paren las matanzas desde uno y otro lado de la zona de conflicto, Yolanda Díaz se apresuraba como alma que lleva el diablo para apuntarse el tanto y casi hasta ponerse la medalla: Hay una noticia muy importante a la que se refería Asís. Creo que debemos de decir que el alto el fuego alcanzado, efectivamente, es el primer paso para terminar con la mayor atrocidad cometida en el siglo XXI.
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