El cambio ha sido abrupto. Durante años, pedir asilo en España ha sido el único salvavidas al que decenas de miles de inmigrantes se han aferrado para empezar una nueva vida, una fórmula que les permitía vivir y trabajar de forma legal meses e incluso años y enganchar después con otro permiso. Pero ahora la puerta se ha cerrado de golpe para buena parte de los solicitantes y las peticiones han caído un 13%, el primer descenso desde la pandemia. En el caso de colombianos y peruanos, dos de las nacionalidades que más piden asilo en España, el desplome es del 60%. Tras estos números está el nuevo reglamento de extranjería en el que se introdujeron trabas para frenar abusos, pero que, a la vez, está empujando a miles de inmigrantes a la clandestinidad.