
Marilina Las Heras y Maitena Guedes irrumpieron en un terreno históricamente atribuido a los hombres: la industria metalúrgica. Se conocieron en la carrera de Diseño Industrial en la FADU UBA y cursaron juntas desde las primeras materias hasta las últimas. Se hicieron amigas y en 2014 planificaron una logística que les dio resultado: recibirse el mismo día, con el mismo final. Esa sincronización trascendió las aulas. Escaló a la sociedad que desde 2022 las encuentra al frente de Hache Objetos.
En el corazón de Villa Crespo, Marilina y Maite montaron su estudio taller donde solo trabajan mujeres
En el corazón de Villa Crespo, Marilina y Maite montaron su estudio taller donde solo trabajan mujeres. Camila y Belén, en producción, completan el equipo que día a día valida sus credenciales frente a clientes que “cada tanto dudan, se preguntan si seremos idóneas, no responden a los envíos de presupuesto. Es inexplicable pero cada tanto priorizan otros proveedores solo por un tema de género”, señalan con preocupación.
Negociar y demostrar idoneidad y confianza es parte del día a día. “Si alguna de nosotras fuera hombre, la ecuación sería distinta; increíble pero real”, reflexionan. “Asumimos el desafío de crecer y formar parte de la industria. Generamos trabajo y posicionamos el diseño a nivel nacional e internacional. No lo decimos desde el romanticismo de diseñar productos bellos, lo planteamos desde nuestro propio crecimiento”, sostienen.
Estos valores que forjaron durante la carrera de Diseño Industrial de la UBA las impulsa a “ser parte de un engranaje productivo amplio, accesible y democrático”.
Lo cuentan desde el showroom luminoso que da a un patio lleno de plantas y está ambientado con detalles cálidos, que invitan a conocer los materiales. De allí surgen las lámparas y accesorios que combinan aluminio reciclable de uso industrial y maderas macizas certificadas de bosques autóctonos, como el petiribí y el guatambú.

El nombre Hache Objetos surgió de una referencia industrial: la vista en corte de un perfil metálico con forma de H. Así, los percheros, llaveros imantados, lámparas y bandejas contienen el ADN innovador de las diseñadoras y una búsqueda conceptual.
La indagación permanente sobre este material específico las llevó a resignificar las perfilerías de aluminio que se utilizan para la fabricación de ventanas. “Usamos las tiradas de perfiles que se descartan para el desarrollo de cerramientos, pero que a nosotras nos sirven para crear productos”, destacan.

En lo que va de 2025 sus objetos salieron de gira por ferias nacionales e internacionales, instancias que les permiten seguir de cerca las tendencias de sostenibilidad. En la última Semana de Diseño de Milán fueron invitadas por la empresa noruega Hydro, que promueve el aluminio carbono cero. “Profundizamos nuestra búsqueda de diseños durables, atemporales y conscientes de minimizar el impacto ambiental”, dicen.
En tanto, se presentaron en Puro Diseño, en Hotelga, y fueron finalistas de DAE (Diseño Argentino Exponencial). Además, cuentan con el Sello Buen Diseño en varias líneas y una Medalla de Plata en la edición de Casa FOA (2021). En septiembre de este año, durante la Semana de Diseño de París, exhibieron estantes y líneas de accesorios para pared. Allí generaron contactos para futuras ventas, en el marco de la muestra de Diseño Argentino impulsada por la Agencia de Inversiones y Comercio Internacional: compartieron la exposición en la Galería Joseph junto a 13 firmas argentinas que desembarcaron por primera vez en esta plataforma internacional. Taladro en mano, Marilina instaló todo con precisión quirúrgica.
El poder de transformar las unió desde la facultad. Tras recibirse probaron distintos oficios: joyería, calzado, indumentaria
“¿Puedo yo?”. Al día de hoy Marilina recuerda que en su casa le pedían por favor que “prestara” las herramientas. “Las actividades manuales siempre me apasionaron. Desde chiquita hacía artesanías y accesorios para regalar en Navidad. Tomé clases de dibujo y cerámica. En casa me dejaron ser”, subraya.

Maite, en tanto, heredó la obsesión de su abuelo por arreglar cosas. “Muebles, manijas de ollas, lo que fuera lo hacía en un taller al fondo de la casa, que se convirtió en mi lugar favorito”, dice la futura mamá: en diciembre nacerá Noah, su primer hijo. “Elegimos un nombre que también lleva una H”.
El poder de transformar las unió desde la facultad. Tras recibirse probaron distintos oficios: joyería, calzado, indumentaria. Marilina trabajó en relación de dependencia, pero soñaba con independizarse. Maite también sostenía otro empleo mientras pensaba cómo dar el salto. Ambas renunciaron, el paso clave para soldar y pulir Hache Objetos. “Desde el primer momento nos interesó la revalorización de nuestros propios descartes de producción para convertirlos en líneas de productos sostenibles”, señalan. Y agregan que la misión de la firma es impulsar “una red productiva local con enfoque en incorporar a más mujeres a la industria metalúrgica, generando más oportunidades laborales en un sector que demanda equidad”.
Entre sus diseños más reconocidos están la luminaria Budín, con cuerpo de aluminio anodizado y detalles en madera de guatambú, la lámpara colgante Riela, con cuerpo de acrílico opal transparente y terminaciones en petiribí, y Chero, el primer producto del estudio que le permite al usuario customizarlo según necesidades de organización y guardado.
Compromiso con el medioambiente, talento innovador y diseño funcional, con propósito. Desde las primeras maquetas de la facultad hasta el presente que conjugan en tiempo futuro, Hache Objetos forja su propio camino.






