
El exministro de Desarrollo Productivo se refiere al miedo de parte del electorado al kichnerismo. También advierte: “Kicillof nunca terminó de explicitar cuáles eran sus nuevas canciones”. Llama a que el peronismo deje de hablar de la “década ganada” y se enfoque en un plan antiinflacionario, con un equilibrio fiscal basado en pilares distintos del de Milei, que abandone la mirada “antiempresaria”, con un dólar más alto y un programa productivo como Lula y Sheinbaum.
A Matías Kulfas le costó el puesto de ministro su enfrentamiento con la entonces vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner en 2022. Este economista graduado en la Universidad de Buenos Aires (UBA), salió de la cantera de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), donde fue magister en economía política e investigador, ocupó diversos altos cargos durante siete de los 12 años del kirchnerismo y en 2016 publicó un libro que irritó a la expresidenta, Los tres kirchnerismos, distinguiendo etapas mejores y peores.
De la mano de Alberto Fernández, como peronista, exkirchnerista, llegó al Ministerio de Desarrollo Productivo en 2019. Ahora dirige su consultora, Audemus, y el doctorado en economía de la Universidad de San Martín, donde él también se doctoró. Como en 2019, insiste en que el peronismo debe abrazar nuevas ideas.
-¿Cómo analiza la derrota electoral del peronismo este 26 de octubre?
–La gente con con mucha razón se aferró al único logro más o menos tangible que tiene este gobierno, haber bajado la inflación. Veníamos de un 2023 muy malo, donde llegó a haber meses con tres remarcaciones de precios por mes, lo cual hacía imposible la planificación de cosas básicas a nivel familiar. Eso es lo que lo que mucha gente está valorando, a pesar de que funcionan mal un montón de cosas: que el empleo evoluciona negativamente, que los ingresos no se han recuperado. Pero dicho esto, al peronismo no le queda otra más que hacer una reestructuración de su propuesta política que implica replantear muchos de los errores que se han cometido y hacer una propuesta que parta de la base de que el objetivo principal es la estabilización, es decir, que la economía funcione con baja inflación. Y a esto adosarle lo que Milei no tiene ni tendrá: una propuesta productiva de generación de empleo, de tecnología. Pero si no está la base macroeconómica de ordenamiento y estabilización, lo otro no es posible.

-¿Qué no va más en lo económico?
–La idea de subsidiar las tarifas de electricidad y gas en todos los hogares de la ciudad y el Gran Buenos Aires en hogares de clase media y ricos es un disparate. En todo caso, focalizar en hogares pobres, pero nunca otra vez un derroche de recursos fiscales y de dólares para importar energía. La cuestión fiscal necesita tener una regla clara que implique que si tenés acceso a financiamiento, podés tener algún déficit fiscal, pero fundado y hecho con eficiencia y eficacia, orientado a obras públicas, a proyectos de desarrollo en los próximos años. Como no creo que esto sea posible, entonces hay que tener un equilibrio fiscal, obviamente diferente al de Milei. Es decir, no podés vivir sin obra pública, que está poniendo en riesgo la competitividad y la seguridad de los argentinos cuando transitan en ruta, por ejemplo. De ninguna manera se puede seguir con una mirada de que el déficit fiscal puede ser financiable con emisión monetaria. Eso puede ser entendido para una situación grave, puntual, como fue la pandemia, como la crisis de 2002. Y te agrego el vínculo con el mundo financiero y el productivo. Hay sectores del peronismo que tienen una visión muy prejuiciosa, anti sector financiero y la realidad es que es un sector importante para el desarrollo.
Es imposible una política de acceso pleno a la vivienda en un país que no tiene crédito hipotecario porque el ahorro nacional está fuera de la Argentina. En el kirchnerismo hay muchos sectores que tienen una mirada antiempresaria, que se han focalizado en la crítica contra (Marcos) Galperin, que sin duda cuando cuando tuitea dice muchas cosas con las que no estoy de acuerdo en lo más mínimo, pero el sector de tecnología ha sido muy importante para Argentina y tiene que ser el puntal para digitalizar el sector industrial y el Estado argentino. Del mismo modo que hay sectores que se han embarcado en una cruzada antiminería, antisalmones, antiproductiva en general, cuando la buena práctica productiva es producir cuidando el ambiente, no con actitudes prohibicionistas, ni la cosa de que no importa el ambiente. Y hay que replantear la relación con el sector agropecuario, donde hay una batalla absurda, histórica, que hay que terminar. Hay que cumplir con aquel plan que había propuesto en su momento Julián Domínguez de llegar a 200 millones de toneladas de granos. Seguimos en 140 millones.
-Creo que todo esto ya se lo pregunté en otra entrevista que le hice en 2019… se nota que no se pudo hacer en el gobierno del Frente de Todos.
-Quedó a la vista. No hay ninguna discusión que no haya sido lamentablemente dada a cielo abierto. Fue muy dañino para los resultados de ese gobierno. Primó una mirada internista. Pero estas ideas son las que tiene que discutir el peronismo, que tiene que plantear una propuesta de futuro. No va más convocar al voto con la idea del pasado de la denominada década ganada. La gente está viendo para adelante y hace rato no ve ninguna década ganada. Está viendo que desde 2011 la economía argentina dejó de crecer, que el empleo privado está estancado, que es muy difícil tener un proyecto de futuro. Pero en el peronismo la mayor parte de la dirigencia apela al pasado. La excepción es Juan Grabois, que sí plantea una mirada de futuro, pero muy limitada, no convoca a un proyecto de desarrollo. Él dice que quiere darle a cada argentino un terrenito, como el sector privado no genera empleo y el público no puede seguir tomando gente, y que hagamos cooperativas. No es viable económicamente. Y no convoca tampoco a mucha gente. Respeto su proyecto, no lo comparto. Hay que romper ese estancamiento del empleo privado. Con un régimen laboral pyme podemos blanquear por lo menos el 50% de los 4 millones de puestos de trabajo que hay en negro en empresas micro y pequeñas.
-¿No se siente medio solo con esta voz dentro de tu espacio político?
-No, para nada.
-¿Quiénes están con usted?
-No voy a hacer nombres. Hay un montón de dirigentes con esta mirada. Lo que pasa claramente es que los dirigentes que conducen hoy al peronismo no la tienen. Pero no tengo ninguna duda que un montón de dirigentes están en esta mirada, en adecuar los regímenes laborales sin caer en esta paparruchada de la reforma de este gobierno que no va a solucionar nada, va a generar más problemas. También hay que tener un diálogo mucho más amplio con otros sectores, porque no solo fue derrotado el peronismo, también otras expresiones que tienen algunos puntos en común. Milei es una estabilización fundada en lo financiero y sin impacto productivo y el empleo. Me parece que el país no va a salir adelante.
-Antes de estas elecciones, había un temor de que Donald Trump nos sacara la alfombra y nos cayéramos. Pero cuando ganan Lula o Gabriel Boric, no cunde el pánico en los mercados ni en la población que teme que se dispare el dólar y los precios…
-Dos cosas para aclarar. La primera es que no creo que todo el descalabro financiero que hubo en estos meses previo a las elecciones haya sido culpa del denominado riesgo kuka. Hubo un montón de errores de política económica que fueron todos del gobierno. Cuando dijo que el dólar se iba a ir al piso de la banda, el ‘compra campeón’ de Luis Caputo, el desarme de las LEFI (Letras Fiscales de Liquidez) en plena escalada del tipo de cambio. Y ocurrió en un momento en que el panorama era que el Gobierno iba a tener un buen desempeño electoral. Dicho esto, hay un temor al peronismo porque sigue operando con la misma lógica. El peronismo no tiene un programa antiinflacionario. Lo escuchamos a Máximo Kirchner el domingo en una entrevista de dos horas, con muy pocas definiciones, más de lo mismo, dijo que volvería a subsidiar el costo de la energía en todos los hogares de las ciudades como Buenos Aires, volvió a decir que hay que cuestionar la legitimidad de la deuda sin tener ningún plan razonable de crecimiento. Volvió a señalar que el déficit fiscal no parece un tema importante.
Con todas esas definiciones, es lógico que haya temores de que vamos a volver a tener inflación más alta. El peronismo tiene que ser mucho más explícito y eso también involucra al liderazgo de Axel Kicillof. Hace dos años tuvo una definición muy interesante que invitó a mucha gente a reflexionar cuando dijo hay que empezar a escribir nuevas canciones. Sin embargo, la reacción que tuvo en algunos sectores fue muy negativa y luego nunca terminó de explicitar cuáles eran esas nuevas canciones. En la elección del 7 de septiembre, él fue el gran ganador y hubo una semana que el gobierno estaba grogui y él, en el centro de la escena. Tuvo un montón de entrevistas para empezar justamente a mostrar nuevas canciones y no dijo nada al respecto. Eso no contribuye a construir una nueva visión de futuro para el peronismo. Si el peronismo quiere volver a ser gobierno, tiene que ser confiable, no especialmente para los mercados, para la gente. La gente no quiere que vuelva la inflación, quiere que la inflación siga bajando. Quiere estabilidad, que su moneda sirva, poder ahorrar en su moneda. No estar pensando en si compra qué dólar.
-¿En qué puntos se diferencia de Milei?
-No tiene ningún tipo de mirada sobre el desarrollo. Está convencido de que con ajuste fiscal, que está muy mal hecho, con un daño muy grande, con puentes financieros, está construyendo un esquema, que no conduce a ningún lado. Los sectores productivos beneficiados están contados con los dedos de una mano. La energía está muy vulnerable al impacto del precio internacional. La minería, sin ningún ninguna mirada de desarrollo de cadenas productivas. Es decir, promueve la importación. No hay ninguna política industrial. No hay política agropecuaria. Está golpeado. En lugar de pensar los derechos de exportación para promover más producción, hace puentes financieros beneficiando solamente a las agroexportadoras y no al productor agropecuario. Lo que sí creo es que hay que bajar la inflación. Brasil es un país que está ordenado económicamente y tiene Lula un plan que se llama Nova Industria Brasil, que está funcionando muy bien, que es el programa de política industrial. México, este año con la presidenta (Claudia) Sheinbaum lanzó el Plan México, que es un plan de desarrollo productivo también muy ambicioso. El mundo va para ese lado. El planteo de Milei atrasa por lo menos 30 años. No hay que regalarle la bandera de la estabilización.
-¿Cuál sería su mix para lograr el equilibrio fiscal?
-Es la combinación de ingresos y gastos. Milei ha concentrado casi todo en recortar gastos. Hay muchos recortes de impuestos que me parecen innecesarios. Segunda cuestión, la evasión. Milei premia más la evasión que el cumplimiento. Ahí hay una propuesta que ha formulado Emmanuel Álvarez Agis, que yo la comparto: eliminar el impuesto a los débitos y créditos porque si te movés en un circuito en blanco, pagás impuestos. Debería ser al revés. Como plantea Emmanuel, ir a un esquema donde se penalice impositivamente al que se mueve en efectivo. También un régimen laboral para micro y pequeñas empresas más económico de blanqueo. Y desde el punto de vista del gasto, un esquema de cuenta única ciudadana, que estuvimos trabajando con Fundar. Hay un montón de información que tienen los organismos públicos que permite focalizar lo que es la ayuda en subsidios energéticos, ayuda alimentaria, no estar malgastando recursos. Lo mismo con las empresas públicas: está muy bien que Aerolíneas sea estatal porque somos el octavo país más grande del mundo, es fácil abastecerlo, pero tengamos una empresa equilibrada operativamente. Milei quiere destruir el Estado. El peronismo venía por inercia del Estado presente, no se preocupaba mucho por la eficiencia y la eficacia.
-¿Y el tipo de cambio?
–No creo que tengamos que ir a un tipo de cambio recontra alto. Es insostenible y genera un problema muy grande en el mercado laboral. Pero tampoco el atraso cambiario, porque es un problema para el sistema productivo, dólar barato con apertura, lo de Milei, te da industricidio. Lo dejás regalado al sector industrial con muy poca posibilidad de competir. La otra es dólar barato, pero con cepo y regulaciones, pero es inflacionario. El mejor camino es un dólar intermedio, parecido al dólar histórico promedio, sería aproximadamente un 15% arriba del actual, que los industriales puedan competir, pero tampoco demasiado cómodos, tampoco que pesquen en la pecera, y tengan política industrial para generar competitividad genuina a largo plazo.
AR/CRM
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