A las nueve y media de la mañana de este miércoles, en una esquina frente a una decena de periodistas, un grupo de hombres observaba en silencio cómo un hombre de uniforme y casco, el jefe de guardia de los Bomberos de Madrid, contaba ante los micrófonos las últimas noticias sobre lo que había sucedido ahí hacía solo unas horas. A las tres de la madrugada habían rescatado el último cadáver de los escombros del edificio derrumbado en la calle de las Hileras, escuchaban en un segundo plano. Un hombre vestido con sudadera azul y gorra negra, hermano de uno de los cuatro fallecidos, estaba asistiendo en directo a la primera explicación que tenía de Moussa Dembele (Mali, 40 años) desde que le avisaron de su muerte. “No sabemos dónde está. No sabemos nada”, declaraba a EL PAÍS un sobrino del maliense fallecido. Los restos de este trabajador y de los otros tres, habían sido trasladados al Instituto de Medicina Legal. Solo dos, Laura Rodríguez (española) y Diallo Mamadún (guineano) habían sido identificados 24 horas después del colapso de un edificio en pleno centro de Madrid.