“Estamos acostumbrados a convivir con los piojos todo el año”. Mercedes Ruiz, directora de un colegio de Sevilla, verbaliza lo que para la mayoría de familias de España es una realidad que sufren en silencio. En pleno siglo XXI la pediculosis —infestación por huevos o larvas de piojos— sigue viviéndose como un estigma asociado erróneamente al hacinamiento y la falta de higiene, e incluso como una infestación que avergüenza y de la que, por eso mismo, no se alerta, favoreciendo así su expansión, no solo en los colegios sino en el resto del núcleo familiar.