Qué es el gray rocking, la técnica para lidiar con personas que no te caen bien en el trabajo, la familia o vínculos amorosos

La NaciónLifestyleLa Nacion11/11/20253 Views

Hay días en los que todo parece un campo minado de comentarios pasivo-agresivos, reproches velados o discusiones que se repiten una y otra vez. En el trabajo, en grupos familiares o incluso en vínculos amorosos, hay personas que parecen vivir del drama ajeno. Y uno, agotado, empieza a sentir que cualquier palabra puede ser malinterpretada, amplificada o usada en su contra. Entonces surge el instinto de protegerse.

De ese cansancio emocional —más que de un manual de autoayuda— nació el gray rocking. Un término que apareció en foros de salud mental hacia 2010, popularizado por quienes intentaban sobrevivir a relaciones desgastantes. La idea es sencilla pero poderosa: si el otro se alimenta de tus reacciones, elegí no ofrecerle ninguna. Si cada discusión se convierte en una batalla por tener la última palabra, simplemente bajá las armas. Convertite, metafóricamente, en una piedra gris: opaca, estable, imposible de alterar.

Un método que nació del agotamiento

El término se consolidó a partir de testimonios de personas que buscaban una forma práctica de mantener la paz sin cortar completamente el contacto. Según explica Medical News Today, “el método consiste en comportarse como una piedra gris: inmutable, sin brillo, sin ofrecer combustible emocional”. En la práctica, esto significa responder de manera breve, calmada y sin mostrar emociones. Un “sí”, un “no” o un “no lo sé” pronunciados con serenidad pueden ser más desarmantes que cualquier argumento brillante.

La lógica detrás de esta técnica es simple: si alguien busca atención o conflicto, y no obtiene reacción, su impulso pierde fuerza. Desde la psicología conductual, esto se entiende como la eliminación del “refuerzo” que alimenta la conducta manipuladora.

¿Qué es el gray rocking?

Cómo actúa en nuestro cerebro

Aunque el gray rocking no es un tratamiento psicológico formal, se apoya en mecanismos neurológicos bien conocidos. Ante un estímulo emocional intenso —una provocación, una crítica, una manipulación—, el cerebro activa la amígdala, responsable de procesar las amenazas. Cuando una persona logra mantener la calma, interrumpe ese circuito de alerta y reduce la liberación de cortisol, la hormona del estrés.

Como señala un artículo de Healthline: “Ser aburrido y poco reactivo puede desincentivar la manipulación, pero también ayuda a conservar energía mental para situaciones realmente importantes”. En ese sentido, el gray rocking puede verse como una herramienta de regulación emocional: un escudo para no quedar atrapado en la tensión que generan los vínculos tóxicos.

Pero no está exento de riesgos. Reprimir emociones por demasiado tiempo puede generar desconexión afectiva o desgaste interno. Por eso, los expertos recomiendan usarlo de forma temporal, acompañado de autocuidado y apoyo psicológico.

Tampoco se trata de ser indiferente y dejar pasar situaciones que incluyan agresiones o signifiquen aguantar maltrato.

Cuándo puede funcionar (y cuándo no)

El gray rocking resulta útil en contextos donde no se puede romper el vínculo: compañeros de trabajo conflictivos, familiares difíciles o exparejas con las que se mantienen responsabilidades compartidas. En esas situaciones, mantener un perfil neutro y responder sin involucrarse emocionalmente puede reducir la frecuencia de las confrontaciones.

Sin embargo, si hay violencia física o amenazas, la técnica puede ser contraproducente. “Una actitud impasible puede ser interpretada como provocación y escalar el conflicto”, advierte la terapeuta británica Sarah Davies, autora de Never Again: Moving on from Narcissistic Abuse. Además, si se aplica durante demasiado tiempo, la persona puede empezar a sentirse desconectada, no solo de los demás sino de sí misma.

Por eso, el gray rocking no es una forma de vida: es una estrategia transitoria para protegerse hasta que sea posible establecer límites claros o tomar distancia. De hecho, ser una “roca gris” no significa volverse indiferente, sino aprender a elegir dónde poner la emoción. Como concluye Medical News Today: “El método puede ser útil en relaciones difíciles, pero no reemplaza la necesidad de establecer límites reales ni de alejarse de situaciones abusivas”.

A veces, el mayor acto de autocuidado no es hablar, explicar o resistir: es no reaccionar. No porque uno sea débil, sino porque eligió la paz antes que el caos. Ser una roca gris, al final, es una forma de decir sin palabras: ya no voy a desgastarme más por esto.

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